Una noche en la ópera

Se apagan las luces. Se hace un silencio sepulcral. Una orquesta invisible empieza a sonar mientras se levanta el telón. Personajes pintorescos salen a escena y se ponen a cantar sus penas. Eso es la ópera, ¿no? Algo así. Pero no siempre lo ha sido.

La ópera como la conocemos es algo muy reciente, con poco más de cien años de historia. Este concepto de ópera como “obra de arte total” es algo que se implantó gracias a Richard Wagner (1813-1883). La ópera llevaba ya casi 300 años presente, desde el estreno de L’Euridice de Jacopo Peri (1561-1633) en 16001, pero nunca había tenido el rigor wagneriano. De hecho, L’Euridice fue simplemente una actuación más entre muchas otras en la boda de Enrique IV y María de Medici, en Florencia.

Poco a poco la ópera se fue consolidando como entretenimiento. Surgieron los conciertos públicos y pasó de ser un espectáculo en bodas a ser todo un evento social. Cualquier vecino de bien (es decir, con posibles) tenía que ir a la ópera a lucir sus galas y ver cómo las lucían los demás. A cotillear y chismorrear. Todo un festival del postureo. Para favorecerlo, las luces estaban encendidas, la gente hablaba sin ningún remilgo y en los palcos se buscaba contemplar toda esta fauna sin ser visto —posiblemente también sea este el origen de darse el lote en el cine—, reflejando mediante los pisos del teatro el lugar ocupado en la sociedad.

Wagner
Este caballero con txapela y un halo de misticismo es Richard Wagner.

Con Wagner se acabaron las contemplaciones. La música dejó de ser una excusa para pasar a ser el centro del evento. Consiguió que construyeran un teatro en Bayreuth según sus indicaciones, con un foso para la orquesta y luces que se apagaban durante la función, para que nada pudiera distraer de lo que ocurría en el escenario. Quizás hacer óperas de cuatro horas con las luces apagadas no fue la mejor idea.

Esa es la ópera que tenemos ahora. Un acto solemne, casi ritual. Y, la verdad, no es para tanto. Se debe respetar, pero sobre todo disfrutar. En la ópera hay demasiados elementos en juego: música, texto (pocas veces en castellano), dramatización e incluso danza. Por ello, para poder seguir el hilo, lo mejor es llegar con los deberes hechos, conociendo el argumento y los personajes, aunque sea mínimamente.

Eso es lo que os proponemos en esta sección: hablar brevemente de las obras para poder pasar una agradable noche en la ópera.

1L’Euridice es la primera ópera que se conserva íntegramente. Dos años antes (se desconoce con exactitud este dato) se estrenó Dafne, de la que sólo se conserva el libreto.

Cabecera de la sección "Una noche en la ópera".

En esta sección:

Dido y Eneas 2: las óperas de Zechlin

La juventud y formación de Ruth Zechlin (1926-2007) se vieron marcadas por la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias. La compositora tuvo que interrumpir sus estudios en el Conservatorio de Leipzig durante un año. En 1945 ella y otros alumnos fueron asignados a trabajar en una fábrica de aviones en un último esfuerzo de los…

Phyllis Tate, Hitchcock y Jack el Destripador

En 1911 Marie Adelaide Belloc Lowndes publicó la novela El huésped, una historia corta de terror sobre Jack el Destripador. El relato y su versión ampliada, que vio la luz dos años después, captaron la atención de Alfred Hitchcock, quien los usó como base para su película The Lodger: A Story of the London Fog…

Sabra, el padre de la música libanesa

Pese a su proximidad a Europa, la música coloquialmente conocida como clásica tardó en abrirse camino hasta Líbano. El país mediterráneo no tuvo un Conservatorio hasta 1930, cuando se elevó a esta categoría a una escuela de música que había sido nacionalizada apenas un lustro antes. Se trataba de Dar ul Musica, un centro fundado…

Ina Boyle, compositora olímpica

Entre 1912 y 1948 los Juegos Olímpicos incluyeron distintas artes entre sus disciplinas. El objetivo era promover la excelencia, tanto física como intelectual, con el afán de asemejarse en lo posible a la antigua Grecia… o al concepto que se tenía de esta etapa histórica a principios del siglo XX. De este modo, se incorporaron…

Los éxitos y escándalos de Ahlefeldt

A mediados del siglo XVIII la Casa Principesca de Thurn y Taxis tenía su sede en un castillo junto a la localidad bávara de Ratisbona (Regensburg en alemán). Allí se crio la hija mayor del príncipe, la compositora Maria Theresia Ahlefeldt (1755-1810). Alexander Ferdinand, tercer portador del principesco título y padre de la joven, apreciaba…

Las óperas de Gabrielle Ferrari

Aunque nació en Francia, Gabrielle Ferrari (1851-1921) realizó una gran parte de su formación en Italia. Tras estudiar composición y piano en Nápoles y Milán, se casó con Francesco Ferrari, un periodista que trabajaba como corresponsal del periódico Le Figaro —y anteriormente de Le Gaulois— en tierras italianas. Poco tiempo después, la pareja regresó al…

Zariņš: un compositor literario

Hijo de una experimentada cantante —había actuado junto a distintos coros como solista por todo el país— y de un organista y constructor de órganos, el compositor letón Marģeris Zariņš (1910-1993) empezó a empaparse de música desde su niñez. Pese a estas facilidades en el hogar, su educación formal no fue sencilla. Empezó a estudiar…

Turkewich y la identidad ucraniana

El siglo XX fue una época convulsa para la región de Galitzia, actualmente parte de Polonia y Ucrania. Por ejemplo, la ciudad de Leópolis perteneció sucesivamente al Imperio Austrohúngaro, a Polonia, a Alemania (durante la ocupación nazi), a la Unión Soviética y, finalmente, a Ucrania, pertenencia que mantiene a día de hoy. A pesar de…

El estreno inesperado de Serova

Los Bergman eran una familia de mercaderes rusos que regentaba una tienda especializada en la importación de bienes coloniales. En origen se trataba de una dinastía de judíos alemanes, aunque ya se habían convertido al luteranismo y afincado en Rusia cuando nació Valentina Semyonovna Bergman, quien acabaría siendo la compositora Valentina Serova (1846-1924). La pequeña…

Grandval: la vizcondesa escénica

La compositora francesa Clémence de Grandval (1828-1907) procedía de una familia acaudalada. De hecho, se crio en el Château de la Cour du Bois, un palacete cerca de Saint-Rémy-des-Monts. Sus padres, además de dinero, tenían cierto interés por la cultura, especialmente por la literatura y la música. En el hogar familiar organizaban veladas a las…

Se ha producido un error. Actualiza la página y/o inténtalo de nuevo.