La pintura y la música se han hermanado en muchas ocasiones. Desde los Cuadros de una exposición de Modest Mussorgsky hasta la Rothko Chapel de Morton Feldman. Y también ocurre el caso contrario, como demuestran las ilustraciones medievales que tanto han ayudado a documentar la organología.
Pero esta relación no se limita a referenciar las obras de un arte en el otro. También se han dado estas asociaciones entre personas. Han existido numerosos círculos intelectuales frecuentados por pintores y músicos. Conservamos las cartas entre Kandinsky y Arnold Schoenberg —que también hizo sus pinitos con el pincel—. Otra de estas magistrales colaboraciones son los figurines y decorados de Picasso para el estreno de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla en 1919.
Y por supuesto, la sinestesia. La capacidad de “oír colores” supone una convergencia entre música y pintura. Genios como Amy Beach, Olivier Messiaen, Leonard Bernstein o Franz Liszt sufrieron esta alteración perceptiva. Aunque quizás el caso más famoso sea el de Alexander Scriabin, cuyas equivalencias cromáticas están muy bien documentadas.
Sea como fuere, desde Fugato queremos acercarnos a compositoras y compositores que quizás no conozcamos tanto y esbozar nuestros propios retratos de ellos. En nuestro caso las pinceladas serán la música de estas figuras, permitiéndonos crear retratos sonoros.
