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Orión: de Saariaho a las estrellas

La constelación y el mito de Orión han atrapado la atención de músicos de ámbitos muy distintos. Orión ha protagonizado los títulos de obras de, entre otros, Tōru Takemitsu, Philip Glass, Metallica o Kaija Saariaho (1952-2023). La compositora finlandesa dedicó a la figura mitológica griega una obra orquestal en tres movimientos —Memento mori, Winter sky y Hunter— que se estrenó el 23 de enero de 2003 en Cleveland, ciudad cuya orquesta había encargado la composición. El espectralismo de Saariaho fue capaz de plasmar a la perfección las fuerzas cósmicas relacionadas con la constelación de Orión, pero también consiguió incluir en la obra una visión más amplia y completa del mito.

Según la mitología griega, Orión era hijo de Poseidón. Su historia varía de unas fuentes a otras, pero parecen coincidir en que era un cazador gigante. Algunos relatos cuentan que fue cegado por Enopión, el rey de Quíos, aunque más tarde Helios le restauró la vista. Un punto en el que coinciden las fuentes es en que Orión era mortal, pese a descender de un linaje divino. El cazador murió por la picadura de un escorpión que habría enviado Gea o, según la Odisea, por una flecha de Artemisa, diosa de la caza. Sea como fuere, el gigante cayó abatido y Zeus lo elevó a los cielos, convirtiéndolo en la constelación que aún se puede ver en el cielo invernal.

Orion, de Kaija Saariaho, por la SWR Symphonieorchester.

El primer movimiento del Orion de Saariaho, Memento mori, toma su nombre de una frase latina que significa “recuerda que morirás”. Este primer número de la obra podría ser una referencia a la mortalidad del Orión mitológico. La música es etérea, pero firme: una mezcla de la constelación con el mortal que el cazador había sido anteriormente. El segundo movimiento, Winter sky (Cielo invernal), se centra en el aspecto más cósmico de la obra, con instrumentos solistas que van construyendo sus melodías sobre un fondo textural de la orquesta. Tras esta mirada al firmamento, la obra concluye con Hunter (Cazador), movimiento en el que se evocan de forma enérgica las cacerías de Orión durante su existencia terrenal.

Según algunas fuentes, el primer movimiento de Orion tendría una segunda lectura. Memento mori estaría inspirado en un díptico homónimo expuesto en el Museo de Arte de Cleveland que la compositora finlandesa contempló cuando asistía a los ensayos de su obra Du cristal. Estas pinturas del siglo XV originalmente estaban en el anverso y reverso de un único cuadro, pero se habían separado para la exposición. Mostraban a una pareja que iba a casarse y a las mismas personas antes de morir. La simbología cambia por completo de una pintura a otra, pero el afecto entre los protagonistas parece mantenerse.


Referencias:

Buja, M. (2022). Musicians and Artists: Saariaho and the 15th century Bridal Couple. Interlude. https://interlude.hk/musicians-and-artists-kaija-saariaho-and-the-15th-century-bridal-couple-orion-memento-mori/

Laki, P. (2002). Orion. Estate of Kaija Saariaho. https://saariaho.org/works/orion

Stähr, S. (2004). Kaija Saariaho: Orion. Berliner Philharmoniker. https://www.berliner-philharmoniker.de/en/programme-notes/kaija-saariaho-orion/

Redacción y edición: S. Fuentes

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Saariaho: Pétalos y nenúfares espectrales

Petals (1988) es una obra de la compositora finlandesa Kaija Saariaho (1952-2023) para violonchelo y, opcionalmente, electrónica. Fue estrenada en Bremen por Anssi Karttunen, compatriota de la autora y uno de sus colaboradores más recurrentes. La obra fue compuesta en pocos días gracias a lo que Saariaho denomina una “larga preparación inconsciente”. Con estas palabras hace referencia a una de sus obras anteriores, Nymphéa, “Jardin secret III” (1987), cuyo título podríamos traducir como “nenúfar”.

Petals de Kaija Saariaho por Imke Frank.

La idea de Petals surge de las tensiones finales de Nymphéa, una obra para cuarteto de cuerda y electrónica. Esta relación es la preparación inconsciente a la que se refiere Saariaho, y también la justificación del título, ya que Petals es, de algún modo, un pétalo del nenúfar. Ambas obras están inspiradas por las pinturas de nenúfares de Claude Monet. Para la compositora, la imagen de la planta acuática evoca simetría, pero también una lenta transformación de sí misma y respecto al agua que la rodea. Visualiza cómo la flor blanca se alimenta del fango del lecho acuático. Imagina la planta en distintas dimensiones: desde el plano que forman las grandes hojas con el agua hasta la flor en todo su esplendor.

Nymphéa parte de sonidos complejos de violonchelo que la compositora analizó a nivel espectral para configurar la armonía de la obra. En cuanto a los elementos melódicos y rítmicos, estos provienen de la conversión gradual de distintos motivos, para que así evoquen el paso del tiempo a través de las plantas como ya hiciera Monet con sus pinturas. Estos dos aspectos compositivos fueron posibles gracias a la composición asistida por ordenador, campo en el que Saariaho ha investigado y ahondado con distintas obras. De hecho, tanto Nymphéa como Petals pertenecen al periodo en que la compositora estudiaba en el IRCAM (Instituto para la Investigación y Coordinación de Acústica/Música), en París.

Nymphéa de Kaija Saariaho por el Cuarteto Adastra.

Música espectral

La música espectral es la que se basa en el estudio del espectro sonoro del sonido. Cada sonido está compuesto por ondas de distintas frecuencias e intensidades. La frecuencia que más destaque (fundamental) es lo que percibiremos como altura del sonido, y el resto (parciales) determinarán su timbre. Por tanto, analizando la composición de frecuencias (espectro) de un sonido se puede intentar simular su “color”. Este es el objetivo de Kaija Saariaho en estas y otras obras, imitar tímbricamente sonidos concretos. Para ello utiliza indicaciones muy estrictas sobre la técnica necesaria en cada momento de la obra: tipos de glissando, de vibrato, presión del arco, parte del instrumento donde se debe tocar… Además de estas especificaciones, la compositora se ayuda de la electrónica para transformar los sonidos del violonchelo o el cuarteto de cuerda en tiempo real y acercarlos más a las frecuencias que busca.

El origen del espectralismo se puede ubicar en la Francia de la segunda mitad del siglo XX. Un grupo de compositores, el Ensemble l’Itinéraire, comienza a experimentar con la estructura interna del sonido. Este campo de investigación no es algo completamente novedoso —compositores anteriores, como Olivier Messiaen, ya habían intentado imitar los sonidos del canto de los pájaros—, pero los avances en la computación permiten una aproximación más precisa al estudio de las frecuencias, dando un giro de tuerca al concepto que existía hasta entonces.

Análisis espectral de la misma secuencia de sonidos en tres instrumentos (digitales) distintos.
Análisis espectral de la misma secuencia de sonidos en tres instrumentos (digitales) distintos. Cuanto más oscura sea una línea (frecuencia), más la percibiremos.

Para conseguir sintetizar sonidos no se puede limitar el estudio al timbre que se quiera conseguir, sino que se deben analizar los sonidos disponibles para predecir cómo interactuarán entre ellos y qué resultará de su combinación. Entre los compositores más destacados de esta corriente podemos encontrar a Giacinto Scelsi, Tristan Murail, Gérard Grisey o a la propia Saariaho.


Referencias:

Guinane, D. (2018, agosto). Saariaho’s Petals. Edexcel.

Kaija Saariaho. (Sin fecha). Nymphéa. Consultado el 10 de octubre de 2020. https://saariaho.org/works/nymphea/

Kaija Saariaho. (Sin fecha). Petals. Consultado el 10 de octubre de 2020. https://saariaho.org/works/petals/

Redacción y edición: S. Fuentes