“La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?” Así comienza Sonatina, un poema de Rubén Darío que el compositor y director madrileño Ernesto Halffter (1905-1989) adaptó en su ballet homónimo. El músico empezó a trabajar en la obra en 1927, habiendo acordado su estreno en Francia para finales de ese mismo año. Por aquel entonces, Halffter era un autor poco conocido —sobre todo fuera de España—, ya que ni siquiera se había presentado oficialmente el Grupo de los Ocho, colectivo musical madrileño vinculado a la Generación del 27 al que perteneció junto a su hermano Rodolfo y otros autores pujantes como Rosa García Ascot.
Halffter debía escribir una obra para los Ballets Españoles de La Argentina, una compañía con sede en Francia que la bailarina y coreógrafa Antonia Mercé (La Argentina) había fundado al estilo de los Ballets Rusos de Diáguilev. Este grupo buscaba difundir y promocionar la cultura española al otro lado de los Pirineos y para ello recurría a músicos, libretistas y escenógrafos coterráneos. Probablemente el nexo entre Mercé y Halffter fuera Manuel de Falla, maestro del joven madrileño. El compositor gaditano había triunfado en París con El retablo de Maese Pedro y es posible que recomendara a la coreógrafa trabajar con su discípulo.
Una vez pasada la primera fecha tentativa de estreno, en noviembre de 1927, Mercé y Halffter acordaron representar el ballet a mediados de 1928. El compositor entregó la partitura apenas un mes antes de la puesta de largo de la obra, por lo que la compañía no tuvo tiempo de coreografiar la última danza, que quedó excluida del programa. La crítica francesa estaba acogiendo calurosamente la temporada de los Ballets Españoles, pero la Sonatina supuso una excepción en este recibimiento. El público galo buscaba muestras de una imagen estereotipada de España basada fundamentalmente en andalucismos y guiños al flamenco. Halffter fue un paso más allá, apostando también por otras inspiraciones, como folclores de regiones diferentes o incluso la música que Domenico Scarlatti había llevado a la corte madrileña.
Pese al fracaso inicial, el ballet volvió a programarse en mayo de 1929. Halffter rehízo la orquestación, volviendo a entregar la obra con un plazo muy ajustado. Por su parte, Mercé trabajó en los aspectos que habían quedado sin pulir en la versión del estreno, sin saber de los cambios en los que el músico estaba volcado. La Argentina también modificó algunas partes del libreto —escrito por Halffter— para adaptarlo a los gustos franceses. Tras combinar apuradamente estas dos nuevas versiones para intentar llegar al reestreno, la obra volvió a fracasar. Mercé y algunos amigos y defensores de Halffter llegaron a cruzarse artículos reprobatorios en prensa. A partir de esta interpretación, la Sonatina estuvo un tiempo sin programarse al completo, ya que los Ballets Españoles se disolvieron y Halffter había firmado con La Argentina una exclusividad de diez años para la obra.
Referencias:
Iglesias Álvarez, A. (Sin fecha). Ernesto Halffter Escriche. Real Academia de la Historia. Consultado el 12 de enero de 2025. https://dbe.rah.es/biografias/11563/ernesto-halffter-escriche
Menéndez Sáncehz, N. (2001). Sonatina de Ernesto Halffter y Antonia Mercé: Cooperación entre artistas en la gestación de un ballet español. V Congreso de la Sociedad Española de Musicología.
Rickards, G. (Sin fecha). Halffter Sonatina etc. Gramophone. Consultado el 12 de enero de 2025. https://www.gramophone.co.uk/review/halffter-sonatina-etc
Redacción y edición: S. Fuentes
