Franz Schubert (1797-1828) podría considerarse el epítome del músico romántico. Una vida breve en la que las penurias económicas, decepciones amorosas —su orientación sexual es aún a día de hoy objeto de debate— e inmerecidos fracasos profesionales fueron algo habitual. Una prolífica obra en la que la muerte siempre estuvo presente.
Como 12º hijo de un maestro de escuela Schubert comenzó su educación musical en casa, donde recibió lecciones de piano de uno de sus hermanos y de violín por parte de su padre. Con tan solo siete años llamó la atención de Salieri, convirtiéndose en alumno del Seminario Imperial con una beca como niño cantor. Allí se familiarizó con la música de Mozart, Haydn y Beethoven, los compositores más importantes de la época.
Al ver las primeras composiciones de Schubert, Salieri decidió darle clases privadas de composición, lecciones que continuaron incluso cuando el niño abandonó el Seminario. En esta etapa, el joven ejerció como profesor en la escuela de su padre, una época especialmente dura para él, surgiendo —según se cree— algunos indicios de depresión y un trastorno ciclotímico.
Tras ser rechazado en la Sociedad de amigos de la música vienesa, en la que esperaba que se pudieran interpretar sus canciones (lieder), acabó convirtiéndose en profesor de música de la familia Esterházy en el verano de 1818. Esta familia de la nobleza húngara fue durante muchos años mecenas de Joseph Haydn.
Schubert encadenó una serie de fracasos en proyectos escénicos. Las editoriales no querían publicar sus obras, aunque poco a poco fueron estrenándose y conociéndose más. Finalmente, en 1821 la Sociedad de amigos de la música le aceptó como miembro. Sin embargo, la alegría es pasajera. En 1823 aparecieron los primeros síntomas de sífilis.
La Muerte y la Doncella
Es en esta época (1824) cuando Schubert escribe su Cuarteto de cuerda no. 14, conocido como La muerte y la doncella, una obra de una calidad exquisita que se ha convertido en un imprescindible del repertorio camerístico.
El sobrenombre de este cuarteto viene de su segundo movimiento, basado en un lied que el propio Schubert había compuesto en 1817. Esta canción plasma una breve conversación entre la muerte y una joven a punto de fallecer, usando como letra un poema de Matthias Claudius:
La Doncella:
¡Aléjate, ah, aléjate!
¡Vete, cruel muerte!
Todavía soy joven; ¡vete, querida!
Y no me toques.
La Muerte:
Dame tu mano, hermosa y tierna criatura.
Soy una amiga, y no vengo a castigarte.
¡Anímate! No soy cruel,
Dormirás dulcemente en mis brazos.1
El lied caracteriza a los personajes de una manera muy distintiva. Mientras que la doncella muestra agitación mientras intenta escapar de su final —aunque finalmente se ralentiza el tempo, lo que puede interpretarse como un signo de resignación y aceptación—, la muerte tiene un ritmo más lento, inevitable. Pese al tono oscuro de la mayor parte de la canción, el final es luminoso, como si fuera un acto de liberación.
Esta no es la única composición relacionada con la muerte en la producción de Schubert o en la del poeta Claudius. Se puede observar una tendencia en las obras del compositor a adoptar esta visión de la muerte “acogedora” como algo esperado, un reposo final. Esta temática aparece en Verklärung (Transfiguración), Der Jungling und der Tod (El joven y la muerte) o As den Tod (Como la muerte) entre otros lieder.
El concepto de la muerte y la doncella no es algo que inventaran los románticos. Este tópico existe en pintura desde el siglo XVI y fue algo recurrente en la Alemania renacentista.
Pese a estrenarse en 1826, el cuarteto La muerte y la doncella no se publicaría hasta 1831, con Schubert fallecido. La última etapa de la vida del compositor se caracteriza por una frenética actividad compositiva y una gran madurez musical. En 1827 la muerte de Beethoven —a quien había conocido cinco años antes— le afecta enormemente. Su salud se deteriora a pasos agigantados. Finalmente fallece víctima de fiebre tifoidea en 1828.
Textos originales:
1(Das Mädchen) Vorüber! Ach, vorüber!/ Geh wilder Knochenmann!/ Ich bin noch jung, geh Lieber! / Und rühre mich nicht an.
(Der Tod) Gib deine Hand, Du schön und zart Gebild!/ Bin Freund, und komme nicht, zu strafen./ Sey gutes Muths! ich bin nicht wild,/ Sollst sanft in meinen Armen schlafen! (Traducción al español).
Referencias:
Brown, M. J. E. (2020, 27 de enero). Franz Schubert: Austrian composer. Encyclopædia Britannica. https://www.britannica.com/biography/Franz-Schubert
McClary, S. (1994). Constructions of Subjectivity in Schubert’s Music. En Brett, P., Wood, E. y Thomas, G. C. (ed.), Queering the Pitch: The New Gay and Lesbian Musicology. Routledge.
Pujalte, S. (2015, 16 de junio). La muerte en los lieder de Schubert. Codalario. https://bit.ly/3frHoVg
Redacción y edición: S. Fuentes