A finales de la década de 1870 el oftalmólogo polaco Ludwik Lejzer Zamenhof decidió emprender una labor titánica: buscar una lengua fácil de aprender y que facilitara la comunicación entre personas de distintos países. Durante los siguientes años desarrolló este idioma mediante la traducción de obras literarias al mismo. En 1887 los resultados de su trabajo salieron a la luz con la publicación en Varsovia de la primera gramática del esperanto.
La lengua construida por Zamenhof fue difundiéndose y ganando hablantes rápidamente. En distintas ciudades surgían grupos que impulsaban el nuevo idioma. Uno de los más importantes fue el de Núremberg, creado por Leopold Einstein en 1888. Este periodista fundó también la gaceta La Esprantisto, donde llegó a publicar León Tolstói.

Por su concepción universalista, el esperanto ganó una gran popularidad en el movimiento obrero, llegando a ser conocido como el “latín de los obreros” en Alemania. Esta vinculación política hizo que fuera perseguido por algunos de los regímenes imperantes en Europa, como la Rusia zarista. Pese a esta oposición, el idioma prosperó, consiguiendo un número significativo de hablantes y defensores que se mantiene a día de hoy.
Entre las personalidades fascinadas por el esperanto, podemos encontrar a la compositora y pianista neerlandesa Christina Adriana Arendina Koudijs-Appeldoorn, más conocida como Dina Appeldoorn (1884-1938). Tras descubrir la lengua de Zamenhof, compuso un gran número de obras en este idioma. La producción de la compositora holandesa estaba muy vinculada a la música vocal, por lo que la asimilación de una nueva lengua resultó algo natural.
Dina Appeldoorn
Appeldoorn se formó en el Conservatorio Real de La Haya. Allí estudió composición con Johan Wagenaar, que se convirtió en un gran amigo de la compositora al que siguió consultando durante el resto de su vida. Antes de concluir sus estudios, Appeldoorn ya había publicado veinte canciones. Algunas de estas composiciones tempranas recibieron una gran acogida de la crítica holandesa, como fue el caso de Frissche bloemen.
Pese a su formación como compositora, Appeldoorn comenzó su carrera profesional como pianista. Trabajó acompañando a varios coros de La Haya, pero no abandonó por completo su faceta compositiva. Junto a la soprano Lena van Diggelen fundó un quinteto con el que estrenó muchas de sus obras tempranas. Además de estas interpretaciones en su entorno más cercano, la música de Appeldoorn traspasó las fronteras de Países Bajos gracias a Julie de Stuers, que daba recitales con música de compositores holandeses. A esta cantante dedicó Appeldoorn la obra Vondel-liederen.
Aunque Dina Appeldoorn centró su producción en la música vocal, no se limitó únicamente a este ámbito. Su primera gran obra, el poema sinfónico Pêcheurs d’Islande, fue estrenada por la Orquesta de la Ciudad de Utrecht en 1912. En esta misma ciudad recibió un premio por su Jubileum-lied, una obra para celebrar el 25º aniversario de la reina Guillermina. Esta no fue la única composición de carácter patriótico de Appeldoorn, quien encontró en este tema una fuente de inspiración para obras como Obertura holandesa o Loflied aan Nederland.
Además de su primer poema sinfónico, la Orquesta de la Ciudad de Utrecht estrenó más obras de Appeldoorn, como Noordzee-symfonie, una de sus tres sinfonías. Otra orquesta que mostró un gran interés en la música de la compositora fue la Orquesta Filarmónica de Róterdam. Su director, Eduard Flipse, era un gran admirador de las obras de Appeldoorn y se convirtió en un gran valedor de sus composiciones orquestales.
Referencias:
McVicker, M. F. (2016). Women Opera Composers: Biographies from the 1500s to the 21st Century.
Metzelaar, H. (2001). Appeldoorn, Dina. Grove Music Online. https://doi.org/10.1093/gmo/9781561592630.article.48107
Nederlands Muziek Instituut. (Sin fecha). Appeldoorn, Dina. Consultado el 6 de noviembre de 2021. http://voormalig.nederlandsmuziekinstituut.nl/nl/archieven/archievenoverzicht?task=listdetail&id=2_6792
Redacción y edición: S. Fuentes