Le Marteau sans maître (El martillo sin dueño), de Pierre Boulez (1925-2016) supuso un antes y un después para las vanguardias europeas de segunda mitad del siglo XX. Igor Stravinski le escribió en una carta a Nadia Boulanger tras escuchar la obra que era una partitura admirable a pesar de todas las complicaciones que tenía y que la prefería a muchas otras cosas que la generación de Boulez estaba creando. La opinión de Stravinski fue compartida por muchos de los oyentes de El martillo, que se convirtió rápidamente en el mayor éxito del compositor francés.
Las opiniones favorables que recogió la obra no fueron fruto del azar. Las vanguardias estaban forzando cada vez con más vehemencia los límites de la música en su intento de conquistar el total sonoro, de hacerse dueños de cualquier sonido imaginable e incluso inimaginable, a través de los avances en música electrónica y la generación de elementos sonoros artificiales. El propio Boulez publicó en 1952 su famoso artículo Schoenberg ha muerto, tan solo tres años antes de estrenar Le Marteau. En esta vorágine de progreso acelerado y ruptura con el pasado, El martillo se convirtió en una especie de campamento base: una obra que, si bien estaba alejada de los cánones de la tradición, contaba con recursos para que los oyentes más reticentes se sintieran musicalmente “como en casa” o, al menos, en un lugar reconocible.
Aunque Schoenberg había muerto —en sentido literal y, para Boulez, estilística e ideológicamente—, el compositor austriaco y su Pierrot Lunaire fueron la principal inspiración para Le Marteau. Boulez adoptó la estructura en tres ciclos y el concepto de ensemble flexible que ya utilizara Schoenberg, pero le dio un toque propio. Si Pierrot tenía tres ciclos de siete números cada uno, Le Marteau sans maître se estructuró en tres ciclos con distinta cantidad de movimientos. Además, estos números no aparecían de forma ordenada, sino entremezclados, creando un extraño entramado entre los tres ciclos. Cada ciclo se correspondía con un poema de René Char, un poeta simbolista que se encontraba entre los escritores predilectos de Boulez y de quien también tomó textos para Visage nuptial (1946) y la cantata Soleil des eaux (1947).
Los tres poemas (L’Artisanat furieux, Bourreaux de solitude y Bel édifice et les pressentiments) aparecen en distintas circunstancias musicales. Para distinguir los diferentes números, Boulez les dio títulos como “Comentario I” o “versión primera”, añadiendo el nombre del poema al que referenciaban. Evitó deliberadamente el término “variaciones” para prevenir cualquier posible confusión con la forma tradicional de este nombre.
El oído experimentado de Stravinski le permitió comprender la enorme dificultad de la partitura de El martillo, tal y como manifestó en su carta a Boulanger. Esta complejidad hizo que el estreno de la obra, previsto inicialmente para el Festival Donaueschingen de 1954, tuviera que aplazarse al año siguiente, teniendo lugar en el festival de la Sociedad Internacional para la Música Contemporánea de 1955 en Baden-Baden. Para esta primera interpretación se programaron cincuenta ensayos, buscando que todo saliera a la perfección. Este gran esfuerzo tuvo como recompensa la grata acogida y creciente popularidad que Le Marteau tuvo. Pronto la obra se interpretó en muchos otros lugares del mundo. Uno de estos estrenos locales fue el que presenció Stravinski en 1957 en Los Ángeles, en esa ocasión con el propio Boulez dirigiendo el ensemble.
Referencias:
Henken, J. (Sin fecha). Le marteau sans maître (Pierre Boulez). LA Phil. Consultado el 17 de diciembre de 2022. https://www.laphil.com/musicdb/pieces/2208/le-marteau-sans-maitre
Lonchampt, J.-M. (Sin fecha). Le Marteau sans maître, Pierre Boulez. IRCAM. Consultado el 17 de diciembre de 2022. https://brahms.ircam.fr/en/works/work/6981/
Piencikowski, R. (Sin fecha). Pierre Boulez’s Le Marteau sans maître. Library of Congress. Consultado el 17 de diciembre de 2022. https://www.loc.gov/collections/moldenhauer-archives/articles-and-essays/guide-to-archives/pierre-boulez/
Redacción y edición: S. Fuentes