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Palomitas y partituras

Mozart, el rey de Hollywood

La música es un elemento indispensable en el cine de Damien Chazelle. Trasciende el plano sonoro y empapa las historias del cineasta, además de convertirse en un personaje con entidad propia: la auténtica protagonista. Al fin y al cabo, estamos hablando del director de Whiplash y La La Land, ganadoras de tres y seis Premios Óscar, respectivamente. Hasta la fecha, Chazelle siempre ha recurrido a Justin Hurwitz para crear las bandas sonoras de sus películas, en las que también se intercala abundante música preexistente. Este tándem de Chazelle y Hurwitz se repite de nuevo en la última cinta del director estadounidense: Babylon. En su banda sonora, el inconfundible saxofón barítono de Leo P nos guía por el desenfreno imperante en el Hollywood de los años 20.

Call Me Manny, de la banda sonora original de Babylon.

A lo largo de las más de tres horas que dura Babylon, la música de Hurwitz coexiste con multitud de obras y canciones de otros autores, incluyendo a compositores como Modest Músorgski o Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Esto no es de extrañar, ya que la cinta de Chazelle es una más de las casi 2000 películas y series de televisión que según IMDb —la mayor base de datos en Internet sobre cine— incorporan música del compositor austriaco.

Historia del cine

Lo cierto es que Mozart ha sido parte de las bandas sonoras desde el principio. El cambio de época que marcó la llegada del cine sonoro y que tan bien muestra Babylon ya recurrió a muchos de los grandes éxitos del genio, como a La flauta mágica en la cinta de animación Gypped in Egypt, de 1930. En ese mismo año, Luis Buñuel incluyó en La edad de oro el motete Ave verum corpus. Pese a la ingente cantidad de obras audiovisuales en que aparecen referencias mozartianas, el número de composiciones citadas es relativamente pequeño. En este selecto grupo destacan Pequeña serenata nocturna, las sinfonías n.º 40 y 41, Don Giovanni, La flauta mágica, el Réquiem o la Marcha turca de la Sonata para piano n.º 11.

Sinfonía nº. 40 de Wolfgang Amadeus Mozart, por la Orquesta de la Radio de Frankfurt.

Esta popularidad de Mozart en el cine ha ayudado a dar a conocer parte del repertorio clásico a un público muy amplio. Sin embargo, el hecho de utilizar una muestra tan “limitada” (si la comparamos con la abundante producción del compositor) amenaza con convertir estas obras prácticamente en poco más que un lugar común. Un código para dar a entender a los espectadores que están ante música clásica, con todas las connotaciones que a menudo recibe en el cine. Para algunas personas puede que las partes más características de estas obras no sean más que una versión venida a más del grito de Wilhelm, el conocido efecto sonoro utilizado en multitud de películas.

No solo la música de Mozart ha atraído al mundo del cine. También la propia figura del compositor se ha ganado un hueco en las grandes (y pequeñas) pantallas. En este sentido, la cinta más famosa es, sin duda, Amadeus (1984), de Miloš Forman, basada en la obra teatral homónima del dramaturgo inglés Peter Shaffer. Pero esta no fue la primera película sobre el compositor austriaco. Ya en 1936 Whom The Gods Love, dirigida por Basil Dean, mostraba la biografía del músico.


Referencias:

All About Mozart. (2020, 19 de mayo). Movies about Mozart. https://allaboutmozart.com/movies-about-mozart-films/

Welsh National Opera. (2020, 12 de octubre). Mozart at the movies. https://wno.org.uk/news/mozart-at-the-movies

Redacción y edición: S. Fuentes

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