A lo largo del siglo XIX Bucarest experimentó una modernización acelerada que hizo que se convirtiera en una de las ciudades más importantes de Europa oriental. Un ejemplo de este crecimiento es la población de la capital rumana, que en 1859 superaba los 120 000 habitantes, más del doble de los que tenía tan solo ocho años antes. Bucarest no solo aumentó en tamaño, también se volvió más cosmopolita, con salones y costumbres sociales que imitaban a las imperantes en las grandes capitales occidentales, como París o Londres. Fue durante esta etapa expansionista cuando la pianista y compositora moldava de ascendencia griega Esmeralda Athanasiu (1834-1913) llegó a Bucarest para formarse.
Tras cursar sus estudios en la capital rumana, Athanasiu se marchó a París para continuar su formación musical. Allí estudió piano con Julius Schulhoff, pero se cree que no estaba muy conforme con este maestro, por lo que emprendió un nuevo viaje, en esta ocasión a San Petersburgo. En la ciudad rusa Athanasiu se formó junto al célebre Antón Rubinstein. Además de pianista y compositora, la autora moldava tenía suficientes conocimientos de canto y guitarra como para impartir clases de estas disciplinas. Por esta razón, una vez finalizada la guerra ruso-turca de 1877-1878 (o guerra rumana de independencia), regresó a Bucarest, donde fue profesora de estas materias y de piano.
El segundo marido de la compositora moldava fue un importante general ruso. Gracias a él, Esmeralda Athanasiu-Gardeev —nombre que utilizó tras su matrimonio— tuvo acceso a algunos de los círculos aristocráticos y culturales más importantes de Europa. Asistió a los salones organizados por, entre otros, George Sand, Sophie Menter, Camillo Sivori o Antón Rubinstein, su maestro. Impulsada por su inclusión en esta esfera social, la música de Athanasiu empezó a tener una gran difusión. A finales del siglo XIX muchas las composiciones de la autora moldava habían sido publicadas en Bucarest. Al fin y al cabo, qué mejor manera de potenciar el espíritu cosmopolita de la próspera capital rumana que promocionar a una compositora proveniente de los mejores salones de París.
La música de Athanasiu también reflejó esta idea de cosmopolitismo. Acostumbrada a los ambientes parisinos, la mayoría de sus títulos estaban en francés, aunque también utilizó otros idiomas, como demuestra su Rumänisches Charakterstück. Esta obra, con título alemán, refleja su interés musical por su propio trasfondo cultural, fuertemente enraizado en Rumanía y Moldavia. La producción de Athanasiu se centró en canciones y obras para piano, en las que quedaba patente su gran destreza como intérprete. La mayoría de los textos utilizados en su música vocal estaban en francés, aunque también firmó varios ciclos con letras en alemán e incluso se aventuró con canciones serbias y rumanas.
Referencias:
Irida Music. (2023). Sounds from the Drawer. https://iridamusic.eu/release/sounds-from-the-drawer/
Lücker, A. (2023, 18 de enero). 201/250: Esmeralda Athanasiu-Gardeev. VAN-Magazin. https://van-magazin.de/mag/250-komponistinnen-esmeralda-athanasiu-gardeev/
Scott, D. B. (2019). Salon Music in Nineteenth-Century London and Bucharest. Musicology Today: Journal of the National University of Music Bucharest, 10(4), 229-242. https://musicologytoday.ro/back-issues/nr-40/studies/salon-music-in-nineteenth-century-london-and-bucharest/
Redacción y edición: S. Fuentes
