El artista sonoro Jacob Kirkegaard dijo de Else Marie Pade (1924-2016) que era la abuela de todos los músicos electrónicos daneses, aunque durante mucho tiempo no supieran que la tenían. Estas declaraciones reflejan a la perfección la historia de la compositora danesa, rescatada del olvido tras haber sido la primera persona de su país en componer una obra de música electrónica. Por suerte, Pade pudo presenciar este redescubrimiento de su música y colaboró ampliamente en sus últimos años con Kirkegaard y sus compañeros de las generaciones más jóvenes.
Poco después de nacer, a Pade le diagnosticaron una infección de riñón recurrente que por temporadas la tenía postrada en cama durante meses, sin poder moverse. Sus padres, que ya habían perdido a otra hija, se volcaron en proteger a la pequeña en esta infancia difícil. Su madre le inculcó el amor por las artes y le empezó a enseñar a tocar el piano, mientras que su padre cultivó la vertiente lógica mediante juegos y puzles. Pero Pade también pasaba muchas horas sola. La niña se refugiaba en su imaginación y leía cuentos, escuchaba la radio o atendía a los sonidos que llegaban desde la calle. Gracias a esta fascinación por el sonido consiguió que la llevaran a clases de piano más allá de las lecciones que había recibido de su madre.
Siendo ya adolescente, Pade consiguió un disco de jazz, música que rápidamente atrapó a la joven. Creó su propia banda, The Blue Star Band, con la que tocó en algunos eventos, pero sus padres no aprobaban este interés por la música popular. La compositora no estaba de acuerdo con la prohibición parental y empezó a recibir lecciones de piano en secreto de Karin Brieg, una profesora del Conservatorio.
Segunda Guerra Mundial
La vida de Pade dio un vuelco con la invasión nazi de Dinamarca en 1940. Pese a su corta edad, la compositora decidió combatir a los invasores y se unió a la Resistencia danesa. Un día la joven escupió a una columna de soldados alemanes que marchaba por la ciudad. Cuando empezaron a perseguirla huyó al que consideraba un lugar seguro, la casa de su maestra Karin Brieg. La profesora se enfureció con ella y le dijo que parara aquel sinsentido, porque estaba poniendo en riesgo su vida y las de los demás. Para sorpresa de Pade, Brieg añadió: “si quieres hacer algo, tiene que hacerse bien”. La joven se reafirmó en sus intenciones, ante lo que su maestra le reveló que era la líder de un grupo de la Resistencia formado únicamente por mujeres. Pade se unió a este grupo y poco a poco fue realizando distintas tareas para ellas: desde repartir periódicos ilegales hasta preparar explosivos para destruir las comunicaciones alemanas.
Las acciones del grupo de Brieg y Pade no pasaron desapercibidas. El 13 de septiembre de 1944, tras meses de vigilancia, la Gestapo capturó a todas las mujeres pertenecientes al grupo. La compositora fue encerrada en aislamiento para intentar que confesara. En lo más duro del encierro, decidió que si salía viva se dedicaría a la música. Esa misma noche comenzó a escuchar música en su interior, y a la mañana siguiente se puso a grabar pentagramas y notas en las paredes de la celda. El oficial nazi encargado de vigilarla —que también era músico— empatizó con ella y consiguió que a través de la Cruz Roja recibiera papel y lápiz para poder escribir sin destrozar la pared.
Tras esta fase de aislamiento, Pade fue llevada al campo de prisioneros de Frøslev, donde se reencontró con Brieg. Allí ayudaron a conservar la moral de las mujeres presas escribiendo obras para que cantaran cuando los nazis no pudieran oírlas. Una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, la compositora ingresó formalmente en el Conservatorio.
Después de la Guerra
Al igual que ya ocurriera en prisión, en 1952 Pade tuvo una nueva revelación. Escuchando un programa de radio sobre Pierre Schaeffer y su música concreta, la compositora se dio cuenta de que aquel hombre hablaba de los sonidos que llevaban en su cabeza desde la niñez y que nunca había podido expresar o reproducir. Tras escribir al compositor francés, Pade viajó a París, donde se convirtió en su alumna. Cuando regresó a Dinamarca se encontró con que ningún otro músico quería explorar ese nuevo mundo sonoro, por lo que emprendió una andadura en solitario. Empezó a trabajar como productora en la Radio Danesa y utilizó los recursos de este medio para avanzar en sus composiciones e investigaciones durante su tiempo libre. Pade no contaba con el apoyo de ningún otro músico, pero fue acogida con los brazos abiertos por los ingenieros y técnicos de sonido de la radio, que estaban encantados de que alguien apreciara su trabajo.
Else Marie Pade creó un gran número de obras. Cabe destacar En Dag Pa Dyrehavsbakken (Un día en Dyrenhavsbakken), que se estrenó en la televisión danesa en 1955; una adaptación de La sirenita, para la que utilizaron como muestras sonidos grabados bajo el agua; la Symphonie magnétophonique que dedicó a Schaeffer; o Syv Cirkler (Siete círculos), encargada por el artista sonoro estadounidense Henry Jacobs. Su música era muy apreciada en los círculos internacionales de compositores electrónicos y fueron habituales sus visitas a Darmstadt. Sin embargo, Else Marie Pade fue apartada poco a poco del primer plano de la música electrónica.
Por suerte, en 2001 se publicó un artículo de investigación sobre la compositora, al que siguió un documental radiofónico y varios discos con obras de Pade. Fue así como Kierkegaard y la nueva generación de músicos electrónicos daneses descubrieron a la pionera que les había abierto camino. El reconocimiento fue tal que un remix de Syv Cirkler llegó a la MTV, algo que encantó a la compositora.
Referencias:
Hogstad, E. (2019, 30 de enero). Else Marie Pade: Musical Innovator and Danish Resistance Hero. Song of the Lark. https://songofthelarkblog.com/2019/01/30/else-marie-pade-musical-innovator-and-danish-resistance-hero/
edvard. (2014, 4 de noviembre). Else Marie Pade. Ja Ja Ja. https://jajajamusic.com/magma/else-marie-pade/
Redacción y edición: S. Fuentes