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Una noche en la ópera

Bruzdowicz: una ópera diferente

La compositora polaca Joanna Bruzdowicz (1943-2021) tenía una concepción de la ópera distinta a la de muchos de sus colegas. Sus obras no se centraban en buscar la diversión y el entretenimiento del público, sino que pretendían explorar temas más solemnes que a ella misma le interesaran. La autora no descartaba componer alguna ópera bufa, pero el caso es que su producción se centró en lo que la propia Bruzdowicz definía como “el destino que la gente se ha autoinfligido”.

Esta idea tan etérea y ambigua es más fácil de comprender al observar los títulos y temas de las óperas de Buzdowicz: Kolonia karna (Colonia penal), Trojanki (Los troyanos), Bramy raju (Las puertas del Cielo) y Przypływy, odpływy (traducida en inglés como Tides and Waves, esto es, Mareas y olas). La compositora no buscaba historias grandilocuentes de personajes heroicos y argumentos amorosos, como las provenientes de la mitología que dan forma a una gran parte de los libretos operísticos. Sus protagonistas, aunque también amaran y tuvieran su dimensión heroica, eran simplemente piezas en una historia mucho mayor. Y esa historia, como un hilo conductor a través de estas cuatro obras, es la del desinterés del ser humano en el prójimo y cómo esto desencadena dolor y miseria.

The Song of Hope and Love, de Joanna Bruzdowicz, por Steven Honigberg (vcl.) y Audrey Andrist (pno.).

Pese a su importancia, estas óperas solo supusieron una pequeña parte de la producción de Bruzdowicz. La compositora también escribió alrededor de un centenar de obras sinfónicas y camerísticas, además de música para numerosas películas. De hecho, tenía un gran interés en el cine, llegando a promover la creación de un centro de grabación y distribución de bandas sonoras en Perpiñán. Bruzdowicz también colaboró en la organización de festivales que combinaban música y cine.

Un puente entre Francia y Polonia

Joanna Bruzdowicz comenzó su formación musical en Polonia, estudiando piano y composición en la actual Universidad de Música Fryderyk Chopin. Rápidamente despuntó como pianista y antes de finalizar sus estudios ya empezó a dar conciertos en su país natal y otros cercanos. Fue así como emprendió giras por Polonia, Bélgica, Austria y Checoslovaquia. Gracias a los contactos que consiguió durante estos viajes, ayudó a fundar y dirigió la sección polaca de Jeunesses Musicales, una organización internacional enfocada en apoyar el desarrollo de jóvenes músicos. Este impulso tuvo una enorme importancia en el país, que por entonces vivía una situación política complicada.

Música de Joanna Bruzdowicz para la película The White King, por la London Contemporary Orchestra.

En 1968 Bruzdowicz recibió la beca Maurice Ravel del gobierno francés para estudiar en París, donde amplió su formación como compositora con tres maestros de una calidad inigualable: Nadia Boulanger, Olivier Messiaen y Pierre Schaeffer. Durante esta etapa participó en la fundación del Groupe International de Musique Electroacoustique de Paris (GIMEP). Y, por si fuera poco, aprovechó esta estancia en Francia para estudiar musicología en la Sorbona. Esta beca sellaría una vinculación al mundo francófono que acompañaría a la compositora durante el resto de su vida.

Pese a vivir durante muchos años en Bélgica y Francia, Bruzdowicz nunca olvidó Polonia y siempre trató de estrechar los lazos entre su país natal y aquellos que la acogieron. Para ello se involucró en distintas iniciativas, como la fundación de la Sociedad Fréderic Chopin y Karol Szymanowski de Bélgica o la creación del Festival Internacional de Música de Céret, en Francia.


Referencias:

Culture.pl. (Sin fecha). Joanna Bruzdowicz. Consultado el 5 de agosto de 2023. https://culture.pl/en/artist/joanna-bruzdowicz

Redacción y edición: S. Fuentes