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Notas al programa

Messiaen y el fin de los tiempos

Existen muchos estrenos curiosos a lo largo de la historia de la música. Sin duda, el Cuarteto para el fin de los tiempos de Olivier Messiaen (1908-1992) ocupa un lugar distinguido en esta lista de obras con un origen singular. El compositor francés había sido llamado a filas a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, pero fue capturado por los nazis y llevado al campo de prisioneros de Stalag VIII-A en Görlitz (esta localidad pertenecía a Alemania, pero en la actualidad es parte de Polonia). Allí fue donde compuso esta obra y donde la estrenó el 15 de enero de 1941. Al estreno acudieron, además de los prisioneros, algunas de las autoridades nazis, que se sentaron en primera fila.

Cuarteto para el fin de los tiempos, de Olivier Messiaen, por Antje Weithaas (vln.), Sol Gabetta (vcl.), Sabine Meyer (cl.) y Bertrand, Chamayou (pno.).

La creación y el estreno del Cuarteto para el fin de los tiempos fueron posibles gracias a la colaboración del resto de prisioneros (y de algunos guardias). Messiaen escogió una plantilla instrumental formada por los músicos e instrumentos que tenía a su alcance: clarinete, violín, violonchelo y piano, tocado por él mismo. Cada parte instrumental guarda un poco de la personalidad de su intérprete, ya que para Messiaen era inevitable tenerlos en mente al componer. Por ejemplo, el clarinetista, Henri Akoka, era impredecible. Intentó escapar del campamento en varias ocasiones, consiguiéndolo finalmente en abril de 1941 (sin desprenderse de su clarinete). No solo los músicos estuvieron implicados en el esfuerzo colectivo que fue el Cuarteto. Por ejemplo, otro prisionero elaboró un cartel de estilo modernista para el estreno. En este cartel se puede apreciar el sello de las autoridades del campo de prisioneros que autorizaba el evento.

El Cuarteto para el fin de los tiempos está basado en un pasaje del Apocalipsis. El texto describe la llegada de un ángel que anuncia el fin del tiempo y la llegada de la eternidad. En mayor o menor medida, los ocho movimientos de la obra describen en sus títulos los distintos eventos en torno a la llegada del ángel: I. Liturgia de cristal; II. Vocalización, para el ángel que anuncia el fin de los tiempos; III. Abismo de pájaros; IV. Interludio; V. Alabanza a la Eternidad de Jesús; VI. Danza de la ira, para las siete trompetas; VII. Enredo de arcoíris, para el ángel que anuncia el fin de los tiempos; VIII. Alabanza a la inmortalidad de Jesús. A lo largo de estas ocho partes, rara vez los cuatro miembros del cuarteto aparecen de manera simultánea.

Cartel original para el estreno de el "Cuarteto para el fin de los tiempos" de Olivier Messiaen.
Cartel original para el estreno de el «Cuarteto para el fin de los tiempos» de Olivier Messiaen.

Para Messiaen el pasaje apocalíptico era más que un texto bíblico. Podrían trazarse paralelismos entre el fin de los tiempos y la Segunda Guerra Mundial, que había desembocado en el cautiverio del que nació la obra. Pero lo cierto es que el texto del Apocalipsis tenía para el compositor francés un sentido puramente musical (sin desechar sus otras lecturas): Messiaen buscaba el fin del tiempo en cuanto al ritmo y a la métrica musical. En la obra se pueden apreciar numerosos ritmos cambiantes y difíciles de predecir, a menudo basados en números primos para evitar coincidencias accidentales. Esto supone una ruptura con la tradición, con el pasado, lo cual también podría suponer otra lectura adicional del concepto de “el fin de los tiempos”.


Referencias:

Ross, A. (2004, 22 de marzo). Revelations: Messiaen’s Quartet for the End of Time. The New Yorker. https://www.therestisnoise.com/2004/04/quartet_for_the_2.html

Rothwell, J. (Sin fecha). Quartet for the End of Time. LA Phil. Consultado el 10 de febrero de 2024. https://www.laphil.com/musicdb/pieces/3007/quartet-for-the-end-of-time

Schwarm, B. (2016). Quartet for the End of Time. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/topic/Quartet-for-the-End-of-Time

Redacción y edición: S. Fuentes

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Retratos sonoros

Messiaen y los pájaros

Las aves han captado la atención de un gran número de músicos a lo largo de la historia. Desde el canto de escribano cerillo que, según algunas teorías, sirvió de inspiración para el comienzo de la Sinfonía no.5 de Beethoven; hasta El pájaro de fuego, de Stravinski. Las melodías entonadas por las aves han sido consideradas por estos y otros autores la música de la naturaleza, o, al menos, una parte importante de la “canción de la tierra”, como apuntó Mahler en su ciclo de canciones de esta temática. Y no podemos hablar de aves y música sin hacer referencia a Olivier Messiaen (1908-1992).

Le merle noir (El mirlo negro), de Olivier Messiaen, por el Dúo Palladium.

Messiaen fue un compositor singular desde sus primeros compases. Aprendió a tocar el piano de forma autodidacta cuando su madre, la poeta Cécile Sauvage, se refugió con él y su hermano pequeño en Grenoble durante la I Guerra Mundial. En 1919, ya acabada la guerra, la familia se instaló en París y Messiaen ingresó en el Conservatorio de la capital francesa. Gracias a su formación autónoma, el joven no tenía una influencia clara de ninguna escuela o estilo compositivo concreto, por lo que asimiló las enseñanzas de sus maestros y las integró en su singular identidad musical. Durante la década que pasó en el Conservatorio, Messiaen estudió, entre muchas otras disciplinas, armonía y contrapunto con los hermanos Gallon y composición y orquestación con Paul Dukas. Pero la materia en la que más destacó fue el órgano, que estudió con Marcel Dupré. La gran destreza de Messiaen con este instrumento le valió el puesto de organista en la Iglesia de la Santa Trinidad de París, función que desempeñó hasta su muerte.

Catalogue d’oiseaux – II. Le loriot (La oropéndola), de Olivier Messiaen, por Yifei Xu.

Musicalmente, la obra de Messiaen se caracteriza por el uso de los modos de transposición limitada que él mismo desarrolló. También refleja una gran influencia de distintas culturas orientales, aunque el principal recurso al que el compositor francés recurrió fue, sin duda, la ornitología. Desde los 18 años Messiaen empezó a recopilar cantos de aves. Se sentaba a escuchar las melodías de los pájaros, que anotaba cuidadosamente. Cuando tenía una muestra lo suficientemente amplia de una especie concreta, combinaba esos apuntes en un “ideal de canto”. Para el compositor, lo más importante de este proceso era estudiar cómo variaba el mismo canto en función de su entorno: el clima, la hora del día, el resto de especies que cohabitaran el ecosistema… Esta forma de aproximarse a la naturaleza era similar a la aplicada por Monet a la hora de pintar sus nenúfares.

Catalogue d’oiseaux – XII. Le traquet rieur (La collalba negra), de Olivier Messiaen, por Sarah Yeo Kyung Lee.

Aunque Messiaen empezó a estudiar las aves por su cuenta, en este aprendizaje contó con la ayuda del ornitólogo Jacques Delamain, a quien consideraba su referente. El compositor llegó a ser una eminencia de la ornitología, pudiendo reconocer casi cualquier pájaro por su canto. Aunque las melodías pajariles siempre estuvieron presentes en su producción, su presencia es especialmente evidente en obras como Réveil des oiseaux (El despertar de los pájaros, 1953), Oiseaux exotiques (Aves exóticas, 1955-56), Le merle noir (El mirlo negro, 1951-52), Petites esquisses d’oiseaux (Pequeños bocetos de pájaros, 1985) o Catalogue d’Oiseaux (Catálogo de aves, 1956-58). Esta última es la segunda obra más extensa de Messiaen. Se trata de un conjunto de piezas para piano que consta de 77 melodías de pájaros agrupadas en 13 cuadernos, que a su vez se reparten en 7 libros. Cada cuaderno cuenta con un ave “solista”, que da nombre al grupo, y otros pájaros de su entorno.


Referencias:

Ball, M. (Sin fecha). Biography. Olivier Messiaen. Consultado el 20 de agosto de 2022. https://www.oliviermessiaen.org/biography

Wise Music Classical. (Sin fecha). Olivier Messiaen. Consultado el 20 de agosto de 2022. https://www.wisemusicclassical.com/composer/4497/Olivier-Messiaen/

Redacción y edición: S. Fuentes