El antiguo fraile capuchino Nicasius Schusser estuvo a punto de lograr un gran éxito con su ópera Quo Vadis. Si no consiguió consagrarse como un gran maestro de este género, fue porque se descubrió que su obra era un plagio. Había copiado nota a nota 52 páginas de una ópera ajena, Blume und Weißblume (Flor y Blancaflor), de la compositora austriaca Mathilde Kralik (1857-1944). La ópera fue muy conocida en la época de su estreno, ya que contó con varias representaciones en el entorno germánico, además de un gran eco en la prensa. Kralik respondió al plagio de Schusser mediante escritos en esa misma prensa, pero no llegó a emprender acciones legales.
Las primeras aventuras musicales de Mathilde Kralik consistieron en poner música a los poemas e himnos de uno de sus hermanos mayores, Richard von Kralik, quien acabó dedicándose profesionalmente a la literatura y la filosofía. Era frecuente que la familia Kralik hiciera música en casa. El padre tocaba el violín y la madre tocaba el piano. Gracias a estos ensayos y conciertos hogareños, los niños entraron en contacto con mucha música de cámara, además de descubrir algunas obras orquestales de compositores como Haydn, Mozart o Beethoven.
Mathilde Kralik procedía de una familia acaudalada. Su padre era un empresario muy importante en la industria del cristal de Bohemia, por lo que, cuando descubrió el talento para la música de su hija, no dudó en buscarle los mejores profesores que hubiera disponibles. La joven, que hasta entonces había recibido lecciones de su madre, comenzó a estudiar piano con Julius Epstein. El maestro al ver su potencial le recomendó recibir clases de contrapunto del mismísimo Anton Bruckner. En 1876, tan solo un año después de empezar a estudiar con Bruckner, Kralik superó el examen de ingreso al Conservatorio de la Sociedad de Amigos de la Música de Viena.
La estancia de Kralik en el Conservatorio fue breve, pero intensa. En la institución vienesa Kralik estudió con Franz Kenn, aunque afirmaba que su principal profesor había sido Bach. Fue compañera de clase de Gustav Mahler y Hans Rott. Pese a que su preparación podría parecer precipitada, la joven se saltó el primer curso de composición, comenzando directamente en segundo. Ese mismo año ganó el segundo premio del Concurso de la Escuela de Composición con su Scherzo para quinteto con piano. Ese segundo puesto fue mejorado por la obra con que Kralik concluyó sus estudios, el Intermezzo de una suite, que ganó el primer premio y le valió la Medalla de Plata de la Sociedad de Amigos de la Música junto a su diploma en composición. La propia compositora, con tan solo 20 años, dirigió el Intermezzo para el Concurso.
Las obras de Kralik ganaron una gran popularidad rápidamente. Sus oratorios y obras para coro se representaban en las grandes salas de Viena y sus óperas eran habituales en los teatros alemanes. Pese a este éxito, tras la Primera Guerra Mundial el interés por la música de Kralik decayó notablemente. La mayoría de sus composiciones no llegaron a editarse. Sus manuscritos se conservan en la Biblioteca Nacional de Austria y en el archivo privado de Rochus Kralik von Meyrswalden.
Kralik fue cofundadora de la Sociedad de Mujeres Músicas de Viena. Además de aportar sus obras, apoyaba el trabajo de sus compañeras fomentando que sus composiciones fueran programadas. También hizo distintas campañas en favor de los derechos de las mujeres y organizó conciertos matinales en su propio salón.
Referencias:
KralikKlassic. (Sin fecha). Biografie der Komponistin Mathilde Kralik von Meyrswalden. Consultado el 23 de octubre de 2021. http://www.kralikklassik.de/Mathilde-Biografie.pdf.
Lied-Wettbewerb. (Sin fecha). Mathilde Kralik von Meyrswalden (1857-1944). Consultado el 23 de octubre de 2021. https://www.lied-competition-goerlitz.net/mathilde-kralik-von-meyerswalden.
Österreichischer Rundfunk. (2021, 26 de agosto). Mathilde Kralik. https://oe1.orf.at/programm/20210826/648983/Mathilde-Kralik.
Redacción y edición: S. Fuentes