Los primeros segundos de la película Melancolía (2011), del polémico cineasta danés Lars von Trier, se inauguran con el Preludio de Tristán e Isolda, de Richard Wagner (1813-1883). La cinta muestra a cámara lenta distintas imágenes para las que aún no tenemos ningún contexto, pero que poco a poco irán cobrando sentido. Durante este viaje, que entrelaza la introspección de la protagonista con la inmensidad del universo, la música de Wagner será un elemento recurrente. El Preludio volverá una y otra vez, tan inmóvil e intenso como la escena inicial de Melancolía.
El preludio de la ópera wagneriana —o, como el compositor la definiría, obra de arte total, Gesamtkunstwerk— tiene algo cautivador. Algo desconocido que evoca una atmósfera mística que engloba a la perfección la relación entre amor y muerte que envuelve a la obra. Este elemento misterioso está personificado en el conocido como “acorde de Tristán”, un sonido sobre el que se han vertido ríos de tinta sin llegar a ninguna conclusión clara. El acorde presenta una serie de tensiones y disonancias que buscan una resolución. Pero esa no era la intención de Wagner. El acorde no lleva a ningún sitio, sino que se disuelve en la orquesta. La tensión queda sin final, provocando un extraño desasosiego en el espectador.
Tristán e Isolda es considerada por muchos expertos la primera “obra de arte total” de Wagner. El compositor ya había experimentado con este concepto en Tannhäuser y Lohengrim, pero es en el Tristán donde alcanza su madurez. Wagner planteaba esta idea como un espectáculo que englobara música, danza, poesía, pintura, escultura y arquitectura. Durante la época en que escribió Tristán e Isolda, el compositor alemán había estado empapándose de la filosofía de Schopenhauer, que anteponía la música a las demás artes. De este modo, es la música —en detrimento del texto— quien lleva la mayor parte del peso dramático de la obra.
Una leyenda propia
Además de las leyendas artúricas de las que proceden sus personajes, Tristán e Isolda cuenta con su propia leyenda. Las circunstancias que rodearon al estreno de la obra fueron, cuanto menos, curiosas y acompañaron a la ópera en sus primeras décadas de vida allá donde fuera. La fecha inicial de estreno se aplazó un mes por los problemas que tuvo en la voz la cantante que encarnaba a Isolda. Durante ese tiempo surgió una parodia de la obra que llegó incluso a ser producida: Tristanderl und Süssholde, que podría traducirse de una manera algo libre como Tristón y Dulzona.
Las críticas fueron buenas y todo parecía ir bien… hasta que un mes después del estreno, Ludwig Schnorr, el cantante que hacía de Tristán, murió. El fallecimiento se atribuyó al esfuerzo realizado para defender un papel tan difícil.
Tras estos prometedores comienzos, la ópera tardó casi 20 años en llegar a los países angloparlantes. De hecho, durante el estreno alemán la crítica londinense dijo que la obra era “demasiado repugnante para que se permitiera su producción en Inglaterra”. Esta reticencia se mantuvo pese a los esfuerzos realizados para preparar al público: durante esa temporada operística (1882) se representaron en Londres todas las óperas de Wagner y obras de otros autores alemanes. Sin ir más lejos, la semana en que se estrenó Tristán e Isolda hubo en el mismo teatro una representación de Fidelio y dos de Los maestros cantores de Núremberg. Todo este esfuerzo fue en vano y la ópera tuvo una acogida muy negativa.
Referencias:
Mangum, J. (Sin fecha). Prelude and Liebestod from Tristan und Isolde (Richard Wagner). Consultado el 19 de marzo de 2022. https://www.laphil.com/musicdb/pieces/2944/prelude-and-liebestod-from-tristan-und-isolde
Rizzuto, T. (2010). The Critical Reception of Richard Wagner’s Tristan und Isolde in the English-Speaking World [trabajo fin de máster, City College of New York].
San Francisco Symphony. (2019, mayo). Wagner: Prelude and Liebestod from Tristan und Isolde. https://www.sfsymphony.org/Data/Event-Data/Program-Notes/W/Prelude-and-Liebestod-from-Tristan-und-Isolde
Redacción y edición: S. Fuentes