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Palomitas y partituras

Albéniz a través del espejo

A lo largo de la película Espejos (Mirrors, 2008) escuchamos una y otra vez una melodía que nos resulta sospechosamente familiar. Esto se debe a que la banda sonora de la película está construida a partir de Asturias, de Isaac Albéniz (1860-1909). Quizás influyera en la elección de esta música preexistente el compositor turolense Javier Navarrete, a cargo de la banda sonora. Sea como fuere, la textura de Asturias permite reflejar la idea de espejos sobre la que gira la historia, además de aportar una direccionalidad y tensión muy adecuada para una película de terror. Al igual que su banda sonora, Espejos no es una obra original, sino una versión de un largometraje surcoreano.

Banda sonora de Espejos.

Aunque muchas de las interpretaciones más conocidas de Asturias tienen a la guitarra como protagonista, Albéniz escribió la obra originalmente para su instrumento, el piano. El compositor trabajó en esta pieza a comienzos de la década de 1890, mientras estaba en Londres. La idea de transcribir esta música a la guitarra es algo natural, ya que el músico gerundense pensó en este instrumento para elaborar la característica textura de Asturias. Curiosamente, el carácter de la composición no evoca a Asturias, sino al folclore andaluz. De hecho, se cree que la inspiración de Albéniz para crear esta pieza fueron la Alhambra y los paisajes granadinos, muy distantes del norte de España al que alude el título.

La principal explicación de la discrepancia entre el título y el contenido de Asturias es que este no fue su nombre original. Antes de renombrarse —y de adquirir el subtítulo Leyenda—, la obra era conocida simplemente como Preludio. Pertenecía a una obra llamada Cantos de España (Chants d’Espagne), formada inicialmente por este número introductorio, Oriental y Bajo la palmera. Posteriormente Albéniz añadió dos movimientos adicionales: Córdoba y Seguidillas. La obra se estrenó en París en el año 1892. La influencia folclórica en Albéniz, tanto en Cantos de España como en otras obras, fue elogiada por autores de la talla de Debussy. El compositor francés afirmó que el gerundense no solo se había inspirado en la música popular y tradicional, sino que había absorbido el folclore.

Suite española n.º 1, de Isaac Albéniz, por Namji Kim.

Albéniz planificó dos suites formadas por danzas de distintos lugares de la geografía española. La Suite española n.º 1 debía contar con ocho números, frente a los cuatro de la segunda colección. El compositor escribió la mitad de la primera suite (Granada, Cataluña, Sevilla y Cuba) y dejó indicados los títulos de los movimientos restantes. Tras su muerte, la editorial Hofmeister completó la colección con otras obras de Albéniz sin ningún tipo de criterio geográfico. Fue así como el Preludio granadino quedó vinculado a Asturias. Esta no fue la única incongruencia en el catálogo del virtuoso del piano. La numeración de los opus era asignada con cierta arbitrariedad por el propio músico y sus editores. Por esta razón, la Suite española n.º 1, publicada en 1912, es el opus 47, mientras que la Suite española n.º 2, publicada en 1889, está numerada como opus 97.


Referencias:

Hiroshima, G. (Sin fecha). Selecciones de la Suite española, Op. 47. LA Phil. Consultado el 25 de enero de 2025. https://es.laphil.com/musicdb/pieces/3206/selections-from-suite-espanola-op-47

Istel, E. (1929). Isaac Albéniz. The Musical Quarterly, 15(1), 117-148.

Jooste, R. (2019). Method: Whether You Call it ‘Leyenda’ or ‘Asturias’ or ‘Prelude,’ Albeniz’s Expressive Piece is a Test for Guitarists. Classical Guitar. https://classicalguitarmagazine.com/method-whether-you-call-it-leyenda-or-asturias-or-prelude-albenizs-expressive-piece-is-a-test-for-guitarists/

Schwarm, B. (2016). Asturias. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/topic/Asturias-by-Albeniz

Redacción y edición: S. Fuentes

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Una noche en la ópera

Albéniz en la corte del Rey Arturo

Isaac Albéniz (1860-1909) es sin duda uno de los compositores españoles más conocidos de todos los tiempos. Desde Asturias (1892) hasta la suite Iberia (1906-1909), las obras del músico catalán han pasado a formar parte del imaginario colectivo. Lo que no es tan conocido es su trilogía de óperas en inglés de temática artúrica. Hoy acompañaremos a Albéniz en la corte del Rey Arturo.

Albéniz siempre tuvo un perfil eminentemente europeo. Si bien su música está plagada de andalucismos y regionalismos españoles, desde una temprana edad empezó a viajar por todo el continente (y algunas zonas de América, como Puerto Rico o Cuba). El compositor y pianista fue un niño prodigio, hasta el punto de superar las pruebas de acceso al Conservatorio de París con solo siete años, aunque no fue admitido por ser demasiado joven. La influencia nacionalista se debe principalmente a Felipe Pedrell, a quien conoció en 1883. Además de maestro de Albéniz, lo fue también de Falla, Turina y Granados y es considerado el padre ideológico del nacionalismo musical español.

Tras una serie de viajes a Francia e Inglaterra acaba trasladándose a Londres en 1890, donde es contratado como intérprete y compositor. Allí empieza a relacionarse con el mundo teatral y llama la atención del Barón Latymer, que compra el contrato de Albéniz y empieza a escribir libretos para que el músico español cree la música. De esta colaboración surgen las óperas (todas ellas en inglés) Henry Clifford (1895), Pepita Jiménez (1896) y una trilogía de temática artúrica: Merlín, Lancelot y Ginebra. De esta trilogía, Albéniz sólo llegaría a completar la primera ópera antes de su muerte.

Merlín empuñando a Excalibur.

Merlín

Pese a acabar Merlín en 1902, la ópera tuvo que esperar 100 años su estreno, en 2003. Esto fue posible gracias a la recuperación y reconstrucción de la partitura original por parte de José de Eusebio.

La ópera comienza con Merlín en el exterior de la iglesia de San Pablo, presumiendo ante una de sus esclavas sarracenas, Nivian, de sus planes para conseguir más oro y derrotar a Morgana. Empiezan a salir de la iglesia caballeros y nobles. Entonces, Merlín y el arzobispo de Canterbury anuncian que quien consiga sacar la espada Excalibur de la piedra será coronado rey. Gawain y Mordred lo intentan, pero ninguno lo consigue.

Cuando ya todo el mundo se ha marchado, pasan por allí Sir Héctor y sus hijos, Arturo y Kay, junto a Sir Pellinore. Arturo ha olvidado su espada para un torneo y, al ver una clavada en la piedra, se dirige a sacarla. Consigue extraerla sin problemas, entonces Merlín y Sir Héctor le cuentan que en realidad es hijo de la Reina Igraine y Uther Pendragon y, por tanto, el legítimo rey.

La coronación de Arturo.

Al iniciarse el segundo acto encontramos a Arturo en el castillo de Tintagel. Merlín le trae la noticia de que han derrotado a Morgana, pero cuando la conversación toca la relación de Arturo con Ginebra, el mago se muestra reacio a consentirla. Entran caballeros y nobles, llevando prisioneros a Morgana, Mordred y Sir Pellinore. La gente —entre ellos Merlín y Gawain— piden sus cabezas, pero Arturo muestra su magnanimidad perdonándoles.

Cuando están solos, Morgana le cuenta a su hijo Mordred que Ginebra será la perdición de Arturo. También le dice que el rey no podrá ser derrotado hasta que Merlín muera. Cuando Mordred se retira, aparece en escena Nivian, que pide ayuda a la hechicera para que la libere de Merlín. La esclava le cuenta cómo el mago les hace bailar a ella y a sus hermanas para robarles el oro a los gnomos. Para ayudarla, Morgana le pide que consiga la varita de Merlín.

Morgana y Mordred.

El tercer acto comienza con una ensoñación de Arturo, que está en un bosque pensando en Ginebra. Llega Merlín, que advierte al rey del peligro de la joven. Arturo, encolerizado, ordena al mago marcharse e ir a pedir la mano de Ginebra. Antes de marcharse, Merlín llama a Nivian, a quien pide que robe más oro de los gnomos mientras él urde un plan para evitar la boda del rey.

Una vez robado el oro, Nivian baila para Merlín y le pide su varita. El mago accede, diciéndole que no será capaz de usarla. Pero cuando la esclava se marcha, mientras se dirige a la cueva de los gnomos para continuar el saqueo, el mago menciona que se podría usar la varita para encerrarlo en la cueva. Morgana le escucha y se lo cuenta a la esclava, que encierra al mago y huye con sus hermanas.


El Merlín de Albéniz es muy distinto al de la mayoría de relatos. En vez del viejo mentor sabio y afable nos encontramos a un avaro saqueador que quiere controlar los hilos que mueven la política del reino. Por el contrario, aunque Morgana sigue siendo una conspiradora que solo quiere hacer caer a Arturo para sentar a su hijo en el trono, es quien libera a las esclavas. Podría considerarse el “mal menor”. La visión de Albéniz y el Barón Latymer del mito artúrico es muy interesante e innovadora, pero al no haber podido completar la trilogía, nunca sabremos cómo acababa esta versión.


Referencias:

Barulich, F. (2001). Albéniz, Isaac. Oxford: Oxford University Press.

Kareol. (s.f.). Merlín – Libreto. Consultado el 28 de junio de 2020. http://www.kareol.es/obras/merlin/acto1.htm

La Voz por Excelencia. (2020, 5 de mayo). Albéniz – Merlín . Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=oUOQa-QoDRI

Redacción y edición: S. Fuentes