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El cascanueces de Chaikovski y Ellington

El productor musical Irving Towsend detalló el encuentro entre dos grandes genios procedentes de músicas muy distintas: Duke Ellington y Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893). El Duque conoció al compositor ruso en el Hotel Riviera de Las Vegas. La reunión tuvo lugar cuando el músico estadounidense buscaba dedicar uno de sus discos a las obras de otro compositor, en lugar de a las suyas propias. Fue así como se gestó el disco The Nutcracker Suite, lanzado en 1960. Aunque este encuentro sería algo digno de muchas crónicas, sabemos que Towsend se lo inventó para dotar al álbum de un aura de leyenda. El principal argumento para desenmascarar el relato del productor es que Chaikovski murió seis años antes de que Ellington naciera.

The Nutcracker Suite, de Piotr Ilich Chaikovski, Duke Ellington y Billy Straihorn, por la Duke Ellington Orchestra.

Lo cierto es que The Nutcracker Suite seguramente no necesitara de este pequeño embuste, ya que llegó en un momento excelente de la carrera de Ellington. Tras pasar a un segundo plano durante el auge del bebop, el Duque y su big band volvieron a lo más alto del mundo del jazz, luciendo en esta ocasión los galones que les aportaban sus décadas de experiencia y su virtuosismo, ya legendario. En esta nueva etapa, Ellington se atrevió con proyectos muy ambiciosos, como conciertos de música sacra, la composición de bandas sonoras o colaboraciones con figuras de la talla de John Coltrane o Charles Mingus. Fue en este contexto como realmente nació The Nutcracker Suite. Aunque Ellington y Chaikovski no llegaran a encontrarse, los nombres de ambos aparecieron en la portada del disco junto al de Billy Strayhorn, arreglista y compositor que colaboraba a menudo con el Duque.

The Nutcracker Suite, de Piotr Ilich Chaikovski, Duke Ellington y Billy Straihorn, por la Duke Ellington Orchestra.

Quizás sin saberlo, la mentira de Towsend escondía una pincelada muy leve de verdad: Chaikovski había estado en Estados Unidos mientras componía El cascanueces. El compositor ruso estaba realizando una gira por la Costa Este del país norteamericano que le llevó, por ejemplo, a la inauguración del Carnegie Hall. Durante su regreso a Rusia, Chaikovski se detuvo en París, donde descubrió un instrumento que inmediatamente pasó a formar parte del ballet en el que estaba trabajando. Se trataba de la celesta, cuyo timbre se convirtió en la voz musical del Hada de Azúcar. Sin esperar a llegar a su patria, Chaikovski se apresuró a escribir a su editor para que consiguiera el instrumento de cara al estreno de la obra.

The Nutcracker Suite, de Piotr Ilich Chaikovski, Duke Ellington y Billy Straihorn, por la Duke Ellington Orchestra.

Este estreno tuvo lugar en diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo. El cascanueces se programó en una sesión doble junto a la ópera en un acto Iolanta, también de Chaikovski. En una carta dirigida a un amigo, el compositor escribió que la ópera fue un éxito, pero el ballet no corrió la misma suerte. Llegó a calificar El cascanueces como “infinitamente peor que La Bella Durmiente”, que había sido su anterior ballet. El compositor ruso no llegó a ver en vida la popularidad que alcanzaría El cascanueces con el tiempo. Se cree que el fracaso inicial se produjo por la coincidencia de varios factores adversos. Seguramente el mayor de estos contratiempos fue la enfermedad del coreógrafo del Ballet Imperial Ruso, que hizo que la coreografía corriera a cargo de su inexperto asistente.


Referencias:

Aceves, R. (2022, 23 de noviembre). On the Record: Duke Ellington’s The Nutcracker Suite. SFJAZZ. https://www.sfjazz.org/onthecorner/on-the-record-duke-ellington-nutcracker/

Jaffé, D. (2020, 5 de mayo). A guide to Tchaikovsky’s The Nutcracker. Classical Music by BBC. https://www.classical-music.com/features/works/a-guide-to-tchaikovskys-the-nutcracker

Schwarm, B. (2023, 29 de diciembre). The Nutcracker. Britannica. https://www.britannica.com/topic/The-Nutcracker

Redacción y edición: S. Fuentes

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Gershwin: una obra en un mes

Rhapsody in Blue es una de esas obras que forman parte del imaginario colectivo. Son muchas las personas, incluyendo al pianista Lang Lang, a las que el inconfundible comienzo de la composición de George Gershwin (1898-1937) transporta inmediatamente a Nueva York. La obra supuso todo un hito para Gershwin, para el entendimiento entre la tradición clásica y el jazz y para la música estadounidense, en general.

Rhapsody in Blue, de George Gershwin, por la Orquesta Nacional de España y Michel Camilo.

Rhapsody in Blue ha aparecido en numerosas ocasiones en películas y series de televisión e incluso en publicidad, como es el caso de los anuncios de la aerolínea United Airlines. También ha sido interpretada y reinterpretada por músicos de muy diversos estilos. La obra tiene un aura de libertad —el reflejo de su herencia jazzística— que hace que cada versión sea única, integrando con facilidad el estilo de los intérpretes en la partitura de Gershwin. Desde el metal progresivo de Liquid Tension Experiment hasta la curiosa combinación de Lang Lang y Herbie Hancock en una ceremonia de los Premios Grammy. Otra insólita versión fue la protagonizada por 84 pianos en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.

Una composición apresurada

Desde el principio de su carrera Gershwin tuvo claro que quería ser capaz de unir la tradición clásica heredada de Europa con el jazz surgido en Estados Unidos. Uno de sus primeros intentos fue la ópera en un acto Blue Monday. La ópera-jazz, como la definía, fue un fracaso en Broadway, pero reforzó la decisión de Gershwin de apostar por combinar ambos mundos sonoros. Pese a su poco éxito, Blue Monday captó la atención de Paul Whiteman, conocido como “el rey del jazz”. Whiteman dirigía una gran orquesta de baile con la que habitualmente colaboraban músicos de jazz. Quedó tan entusiasmado que encargó a Gershwin que escribiera un concierto-jazz.

Blue Monday, de George Gershwin.

Aunque no se sabe con certeza, se dice que el 3 de enero de 1924 Gershwin estaba con su hermano Ira y el letrista Buddy DeSylva cuando un anuncio del New York Tribune llamó la atención del hermano del compositor. En él Whiteman anunciaba a bombo y platillo un concierto con obras de Victor Herbert, Irving Berlin y George Gershwin. Al preguntarle cómo iban los avances con esta obra, Gershwin le explicó que no había empezado. Aunque había hablado con Whiteman del concierto-jazz, en ningún momento habían concretado una fecha o, al menos, eso es lo que había entendido el compositor. El estreno estaba previsto para el 12 de febrero, apenas un mes después.

Gershwin se apresuró a empezar la obra, pero en esas fechas también tenía que estrenar el musical Sweet Little Devil. El viaje en tren desde Nueva York hasta Boston, donde se estrenaba el musical, sirvió para que Gershwin planteara toda la estructura de lo que se convertiría en Rhapsody in Blue. El compositor afirmaba que podía imaginar melodías en el fondo de los ruidos del tren, además de inspirarse en los paisajes que veía para dotar a la obra de su identidad estadounidense.

Gershwin consiguió tener a tiempo un boceto para piano de la obra y Ferde Grofé, el orquestador de Whiteman, lo arregló para la orquesta. Llegaron tan apurados al estreno que el compositor tocó la parte de piano de memoria, ya que no le había dado tiempo aún a escribirla en papel.


Referencias:

Classic FM. (Sin fecha). Gershwin’s Rhapsody In Blue – the story behind a hastily composed masterpiece. Consultado el 3 de septiembre de 2022. https://www.classicfm.com/composers/gershwin/guides/story-behind-gershwins-rhapsody-blue/

Howard, O. (Sin fecha). Rhapsody in Blue (George Gershwin). LA Phil. Consultado el 3 de septiembre de 2022. https://www.laphil.com/musicdb/pieces/609/rhapsody-in-blue

Schwarm, B. (Sin fecha). Rhapsody in Blue work by Gershwin. Britannica. Consultado el 3 de septiembre de 2022. https://www.britannica.com/topic/Rhapsody-in-Blue-by-Gershwin

Redacción y edición: S. Fuentes

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Iturralde entre maestros

Pedro Iturralde (1929-2020) supo integrar a la perfección la tradición clásica en la que se formó en el jazz que marcó su vida. Como sucediera con George Gershwin, fue un compositor a caballo entre dos mundos. Incapaces de desvincularse del jazz o de la música clásica, tanto Iturralde como Gershwin intentaron hermanar las dos músicas en sus obras. Y lo consiguieron, lograron una unión perfecta.

Memorias (fragmento), de Pedro Iturralde, por Barcelona Clarinet Players.

La música de Iturralde es, en esencia, la historia de su vida. El compositor y saxofonista navarro volcaba sus vivencias en la partitura. Memorias, por ejemplo, era el recuerdo de su gira —o tournée, como a él le gustaba decir— por el norte de África, mientras que la Suite helénica puso en música las impresiones que le dejó la cultura local durante su estancia en Grecia. Las referencias, guiños y préstamos en la música de Iturralde son incontables. Muchos títulos dejan entrever los referentes del músico, como Homenaje a Granados, Recuerdo (o Recordando) a Turina o Like Coltrane, premiada en el Concurso Internacional de Composición de Temas de Jazz de Mónaco en 1972.

Homenajes en forma de danzas

Las danzas fueron formas musicales que aparecieron recurrentemente en la música de Pedro Iturralde. Además de sus dos suites (Suite de jazz y Suite helénica) podemos encontrar ejemplos como el zorcico de El molino y el río o Pequeña czarda, referencias al folclore vasco-navarro y húngaro, respectivamente. No es de extrañar, por tanto, que el compositor escogiera danzas para homenajear a dos de sus referentes: las Danzas españolas de Enrique Granados y las Danzas fantásticas de Joaquín Turina.

Homenaje a Granados, de Pedro Iturralde.

Enrique Granados (1867-1916) escribió doce piezas para piano que tituló Danzas españolas. Aunque el compositor ilerdense solo bautizó la cuarta, Villanesca, y la séptima, Valenciana, las distintas ediciones han ido atribuyendo nombres al resto. Para Homenaje a Granados, Iturralde escogió la quinta danza, Andaluza.

Andaluza, de las Danzas españolas de Enrique Granados, por Alicia de Larrocha.

La obra de Granados se publicó en cuatro volúmenes. Las danzas tenían distintas dedicatorias. Por ejemplo, la séptima estaba dedicada al compositor ruso César Cui, mientras que la novena estaba dedicada a uno de los maestros que tuvo Granados en París: Charles-Wilfrid de Bériot, hijo de la soprano María Malibrán y, por tanto, nieto del cantante y empresario operístico sevillano Manuel del Pópulo Vicente García.

Recuerdo a Turina, de Pedro Iturralde, por Jorge Pardo, Mariano Díaz, Gerardo Núñez y Perico Sambeat.

Para su a Recuerdo a Turina Iturralde escogió la tercera de las Danzas fantásticas: Orgía. Originalmente fue escrita para piano, pero Turina empezó a trabajar en su versión orquestal inmediatamente. La versión orquestal fue, de hecho, la primera en estrenarse, concretamente el 13 de febrero de 1920 en el Teatro Price de Madrid por la Orquesta Filarmónica de esta ciudad. Las danzas —Exaltación, Ensueño y Orgía— están inspiradas por textos de la novela La orgía, de José Más. La tercera danza, concretamente, se enlaza con el siguiente texto:

“El perfume de las flores se confundía con el olor de la manzanilla, y del fondo de las copas estrechas, llenas del vino incomparable, como un incienso, se elevaba la alegría”.

Orgía, de las Danzas fantásticas de Joaquín Turina, por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.

Orgía se suele definir como una farruca andaluza. La danza está repleta de gestos flamencos o aflamencados, algo que encajaba a la perfección con uno de los primeros discos de Iturralde: Flamenco-Jazz, grabado en 1967 junto a Paco de Lucía.


Referencias:

Ayuntamiento de Falces. (Sin fecha). Pedro Iturralde. Consultado el 9 de abril de 2022. https://www.falces.org/pedro-iturralde/

Centre de Documentació Orfeó Catalá. (Sin fecha). Danzas españolas de Enrique Granados. Consultado el 9 de abril de 2022. https://www.cedoc.cat/es/danzas-espa%C3%B1olas-de-enrique-granados_3450

Henri Selmer Paris. (Sin fecha). Pedro Iturralde. Consultado el 9 de abril de 2022. https://www.selmer.fr/en/artist/pedro-iturralde

Joaquín Turina. (Sin fecha). Op. 22 Danzas fantásticas. (1919). Consultado el 9 de abril de 2022. http://joaquinturina.com/op22/

Redacción y edición: S. Fuentes