Cuando pensamos en Johann Sebastian Bach (1685-1750) seguramente el primer rasgo que destaquemos no sea su sentido del humor. A diferencia de otros compositores, como Joseph Haydn y sus bromas, Bach suele proyectar una imagen de seriedad, quizás como reflejo del importante papel que la religión tuvo en su música. Sin embargo, podemos encontrar en su catálogo ejemplos que humanizan la figura del compositor alemán, que lo acercan a lo popular y a la cotidianeidad. De entre la multitud de obras profanas que escribió, seguramente una de las más humorísticas sea la cantata BWV 211, Sweigt stille, plaudert nicht (Silencio, no habléis). O, dicho de otro modo, la Cantata del café.
El libreto de la Cantata del café corrió a cargo de Picander (Christian Friedrich Henrici). El poeta fue un colaborador habitual de Bach. Participó en obras como la Pasión según San Mateo, una de las composiciones más trascendentales del genio alemán. El texto de la Cantata del café dista mucho de las poesías que Picander sumó en la Pasión a las palabras de Lutero y las citas bíblicas. La obra presenta la discusión entre un padre, Schlendrian, y su hija Lieschen. La joven bebe demasiado café, algo que parecía no estar bien visto en la época. Su progenitor intenta convencerla para que abandone lo que él considera un mal hábito. Le amenaza con prohibirle ir a bodas o asomarse a la ventana, pero Lieschen prefiere seguir tomando café.
La opinión de la joven cambia cuando Schlendrian le dice que si no deja el café nunca se casará. Este nuevo enfoque hace que Lieschen se replantee la cuestión. De hecho, acepta abandonar el brebaje, afirmando que dejará de irse a la cama con una taza de café para irse con su amante. Antes de que su hija pueda cambiar de parecer, Schlendrian sale a buscarle un marido. Lieschen aprovecha su ausencia para afirmar que incluirá una cláusula en el contrato matrimonial por la que se le permitirá preparar café cuando desee. La cantata concluye con un tutti en el que, a modo de moraleja, se resta importancia a la costumbre de tomar café, que tanto preocupaba a Schlendrian.
Es posible que la Cantata del café se estrenara, precisamente, en una cafetería: el Café Zimmermann de Leipzig. El local era una de las muchas cafeterías que surgieron en las ciudades europeas cuando el café se puso de moda a comienzos del siglo XVIII. La particularidad del negocio fundado por Gottfried Zimmermann era que, además de ser una cafetería, se convirtió rápidamente en un importante centro cultural de la ciudad. Eran habituales los conciertos en el local y, de hecho, desde 1720 fue la sede del Collegium musicum, una sociedad musical fundada por Georg Philipp Telemann. El propio Bach dirigió el grupo durante una década, a partir de 1729. Probablemente la plantilla de la Cantata del café responda a la sencillez de esta agrupación, de carácter eminentemente amateur. La obra está escrita para solo tres cantantes —el Narrador (tenor), Lieschen (soprano) y Schlendrian (bajo)—, cuerdas, flauta y continuo.
Referencias:
Appold, J. (2019, 28 de marzo). Bach and the Coffee Cantata. Library of Congress Blogs. https://blogs.loc.gov/nls-music-notes/2019/03/bach-and-the-coffee-cantata/
Netherlands Bach Society. (Sin fecha). Kaffeekantate. Consultado el 2 de diciembre de 2023. https://www.bachvereniging.nl/en/bwv/bwv-211
The Bach Choir of Bethlehem. (Sin fecha). Cantata BWV 211: Coffee Cantata. Consultado el 2 de diciembre de 2023. https://bach.org/education/cantata-bwv-211/
Redacción y edición: S. Fuentes
