“Ningún buen aficionado a la ópera ignora quién es en México doña Sofía”. Con estas palabras se refería en 1953 el crítico Armando de María y Campos a la mezzosoprano, pianista, compositora y directora mexicana Sofía Cancino de Cuevas (1897-1982). Lo cierto es que Cancino estaba involucrada en el mundo de la ópera desde muchos frentes. Ella misma se había formado como cantante y tenía a sus espaldas varios papeles operísticos, pero también había fundado su propia Escuela de Ópera, con la que organizaba representaciones. Cancino se ocupaba de arreglar las partituras para la plantilla instrumental que tuviera a su disposición y también dirigía a la orquesta. Un concierto de la Escuela fue, precisamente, el objeto de la crítica que mencionábamos. En ella se elogiaba a los alumnos y a su maestra tras una representación de Il matrimonio segreto, de Domenico Cimarosa.
Sofía Cancino de Cuevas comenzó su formación musical como pianista en la Academia de Pedro Luis Ogazón, donde se tituló como profesora de piano. Decidió ampliar sus estudios en la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde estudió canto, dirección y composición. Entre sus maestros se encontraban grandes personalidades de la vida musical mexicana, como Consuelo Escobar de Castro, Rafael Tello, Manuel M. Ponce o el mismísimo Julián Carrillo. Cancino terminó la carrera de composición en solo cinco años, en lugar de los nueve habituales.
La polifacética compositora se presentó como intérprete cantando varias arias operísticas y tocando el Concierto para piano no.26, de Mozart, en el mismo recital. Mozart era un autor al que Cancino recurría a menudo. Además de escoger su concierto para debutar, la compositora programó en su Escuela óperas como Don Giovanni o Bastián y Bastiana. Pero su repertorio no se limitaba al genio austriaco, también incluía obras de otros autores, como La serva padrona, de Pergolesi, El barbero de Sevilla, de Rossini, o La Navarraise, de Massenet.
La pasión de Cancino por la ópera iba más allá de su Escuela. Entre los escritos de la compositora encontramos, además de traducciones de autores como Paul Hindemith, dos monográficos especialmente vinculados a este género: Origen, desarrollo y decadencia de la ópera y La ópera en México. También presentó un programa de radio sobre ópera y su historia y teoría. A esta experiencia radiofónica sumó conferencias sobre el mismo tema, que incluían demostraciones prácticas de sus alumnos y eran emitidas por Radio Universidad.
Por si no fuera suficiente, la propia Cancino escribió cuatro óperas: Gil González de Ávila (ópera en dos actos con libreto de Peón Contreras), Annette, Michoacana (prólogo y dos actos, libreto de la propia autora) y Promesa d’artista e parola di re (ópera en tres actos). En total escribió casi cien obras, que incluían lieder, arreglos de canciones folclóricas, música de cámara, sinfonías, un concierto para piano y poemas sinfónicos. Uno de estos poemas, Un gallo en Pátzcuaro, escrito para orquesta y coro masculino, recibió una mención honorífica de la Universidad Nacional Autónoma de México. La mayoría de las obras de Cancino no ha llegado a editarse nunca, aunque han sido catalogadas. Desafortunadamente, algunas de sus composiciones se han perdido. Entre las obras extraviadas se incluyen dos de sus óperas, su segunda sinfonía y su concierto para piano.
Referencias:
de María y Campos, A. (1953, 23 de marzo). Doña Sofía Cancino de Cuevas y la ópera en el teatro Aguileón. Novedades. http://criticateatral2021.org/html/resultado_bd.php?ID=983
Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. (2021, 16 de marzo). En Viajes por la música clásica presentan la obra de Sofía Cancino de Cuevas. https://inba.gob.mx/prensa/15072/en-viajes-por-la-musica-clasica-presentan-la-obra-de-sofia-cancino-de-cuevas
Redacción y edición: S. Fuentes