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Notas al programa

La acción social de Wertheim

La compositora neerlandesa Rosalie Marie “Rosy” Wertheim (1888-1949) siempre tuvo el corazón dividido entre la música y las causas sociales. Durante un tiempo ambas vocaciones se alinearon al enseñar música a niños sin recursos. Wertheim les daba lecciones de piano y dirigía un coro infantil, además de ayudarles económicamente en alguna ocasión. Quizás a la compositora le conmovía el contraste entre la infancia de estos niños y la suya, en la que no faltó de nada.

Wertheim procedía de una familia acaudalada. Su abuelo, Abraham Carel Wertheim, fue un afamado banquero, político y filántropo miembro del Senado y de numerosas organizaciones del ámbito de la cultura. Su influencia sigue presente en la actualidad, ya que da nombre al Parque Wertheim de Ámsterdam. El interés por la cultura y la solvencia económica siguieron presentes en los padres de la compositora, que eran un banquero y una cantante, pintora y pianista. Tanto Rosy Wertheim como su hermano Bram (Abraham) recibieron una educación musical exquisita, que enriquecieron con su propia curiosidad.

Trio, de Rosy Wertheim, por el Trío Amerise.

La compositora contaba que cuando ella y su hermano tenían nueve y diez años construyeron un glockenspiel casero con vasos de su casa de muñecas. Bram tocaba este instrumento de percusión y Rosy le acompañaba el piano. De hecho, la primera obra de la compositora fue una danza para este curioso dúo. En general, Rosy Wertheim prefería improvisar a practicar y estudiar, pero reconocía la importancia de las lecciones recibidas para ser capaz de escribir sus propias ideas.

Tras continuar las lecciones de música y aprender francés en un internado, Wertheim obtuvo un diploma de la Sociedad Neerlandesa de Música. A través de una profesora de canto, la joven contactó con el compositor Bernard Zweers, que reconoció su talento y comenzó a enseñarle armonía y contrapunto, lecciones que amplió con Sem Dresden. Entre 1921 y 1929 Wertheim trabajó como profesora de piano y teoría musical en el Liceo de Música de Ámsterdam.

Influencias francesas

Atraída por la nueva música procedente de Francia, Wertheim pidió un permiso en su trabajo para ir seis meses a París a familiarizarse con estos nuevos ritmos, sonoridades y colores. La estancia de la compositora en la capital francesa se alargó hasta los seis años. Durante esta etapa organizó reuniones de artistas en su apartamento parisino, donde se codeaba con figuras, tanto emergentes como consagradas, de la talla de Milhaud, Honegger, Jolivet, Ibert o Messiaen. Fueron muchas las obras que escribió y estrenó en París, algunas tan importantes como su Cuarteto de cuerda.

El cuarteto de Wertheim —el único cuarteto de cuerda que escribió— pone de manifiesto la influencia de la música francesa, con un gran dominio de las texturas y las melodías. Pese a su relativa brevedad, la obra muestra un amplio despliegue de recursos compositivos a lo largo de sus tres movimientos. Un aspecto que destaca en el cuarteto es el reparto de los materiales temáticos entre los distintos instrumentos de la formación.

Cuarteto de cuerda, de Rosy Wertheim, por el Utrecht String Quartet.

Tras abandonar París, Wertheim continuó estudiando en Viena, pero las tendencias de los compositores alemanes y austriacos no le atraían tanto, por lo que un año después se mudó a Nueva York. Allí participó activamente en el Composers’ Forum Laboratory, un proyecto que pretendía acercar la música de nueva creación al público general. Wertheim dio clases magistrales y supervisó interpretaciones de muchas de sus obras. Durante estas estancias en el extranjero, la compositora actuó como corresponsal para varios periódicos y revistas musicales de su país.

Wertheim regresó a Ámsterdam en 1937. Retomó los encuentros de artistas que había comenzado en París, a los que se sumaron conciertos en su salón, algunos de ellos organizados por la Asociación de Música Contemporánea. Estos eventos sociales cesaron cuando los nazis invadieron Países Bajos. Wertheim, de origen judío, rehusó aceptar las imposiciones de los ocupantes y no se inscribió en la Kultuurkamer, la agencia cultural regulatoria impuesta por los nazis. Continuó celebrando conciertos, en los que la música de compositores judíos pasó a un primer plano. También dio cobijo en su sótano a gente que huía de los invasores. Estas acciones de resistencia terminaron cuando alguien delató a la compositora y ella misma tuvo que huir y esconderse en distintos pueblos hasta que la ocupación finalizó.

Sonatina, de Rosy Wertheim, por Kees Wieringa.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Wertheim dio clases en la Escuela de Música de Laren hasta que un cáncer impidió que continuara su actividad docente y compositiva.


Referencias:

Pameijer, E. (Sin fecha). Rosy Wertheim. Forbidden Music Regained. Consultado el 22 de octubre de 2022. https://www.forbiddenmusicregained.org/search/composer/id/100181

Burns, A. (2020, 25 de noviembre). Rosy Wertheim ‘String Quartet’: Dutch Flair. Classicalexburns. https://classicalexburns.com/2020/11/25/rosy-wertheim-string-quartet-dutch-flair/

Redacción y edición: S. Fuentes

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Notas al programa

Backer Grøndahl, maestra noruega

El dramaturgo y crítico Bernard Shaw afirmó tras escuchar a Agathe Backer Grøndahl (1847-1907) que la pianista noruega era una de las mejores intérpretes del instrumento de todo el siglo XIX. Este reconocimiento llegó tras la gira que llevó a Backer Grøndahl a distintas ciudades británicas, como Londres o Birmingham entre 1889 y 1890. El éxito se repitió en la Exposición Universal de París. Aquellos conciertos marcaron también el inicio de su declive como intérprete, ya que en esa época empezó a sufrir problemas de audición que acabarían desembocando en una sordera que puso fin a su carrera como pianista.

Kivlemøyerne, de Agathe Backer Grøndahl, por Sara Aimée Smiseth.

En la gira en que se consagró como intérprete, Backer Grøndahl apostó por un programa ambicioso y exigente que defendió a la perfección. Incluía el Concierto para piano de su compatriota y amigo Edvard Grieg, una de las obras más aclamadas del repertorio programado. La relación entre ambos se remontaba a muchos años atrás y condujo a numerosos estrenos conjuntos, tanto de obras de Grieg como de otros autores. Un ejemplo fue el estreno en Noruega del Concierto para piano no.5 de Beethoven, que tuvo lugar en 1868 en Cristianía (la actual Oslo). A estas colaboraciones entre los músicos se sumaron en muchas ocasiones la cantante Nina Grieg y el violinista Ole Bull.

Tras intentar —animada y apoyada por Grieg— sin éxito regresar a los escenarios, Backer Grøndahl abandonó su carrera como intérprete y se centró en la composición y la docencia. En ambos campos destacó enormemente, siendo maestra de músicos como Erika Stang, Bertha Tapper o su propio hijo, Fridtjof Backer-Grøndahl, que llevó a cabo una importante labor en la difusión de la obra de su madre y la incorporó en sus conciertos.

Aftnen er stille, de Agathe Backer Grøndahl, por el Kamerkoor JIP.

La primera impresionista

Las primeras obras de Backer Grøndahl condensaban el Romanticismo imperante en la Europa de la época. Al fin y al cabo, la compositora completó su formación con dos grandes maestros de este estilo: Hans von Bülow, en Florencia y por recomendación de Ole Bull; y Franz Liszt, en Weimar. Este fue el último eslabón en el aprendizaje de Backer Grøndahl, que previamente se había formado en Noruega y en la Neue Akademie der Tonkunst de Berlín, donde vivió junto a su hermana, la pintora Harriet Backer.

Con el tiempo, el Romanticismo fue dando paso a un estilo propio, marcado por la simetría y la economía de recursos. La que fuera presidenta de la Sociedad Internacional para la Música Contemporánea, Pauline Hall, afirmó que Backer Grøndahl había adelantado muchas ideas musicales que cobrarían importancia en el siglo XX, designándola pionera del Impresionismo en Noruega.

Albumblatt, de Agathe Backer Grøndahl.

La producción de Backer Grøndahl abarcó más de 400 composiciones, agrupadas en 70 opus. Escribió algunas obras para coro, dos obras orquestales y una cantata, aunque el grueso de su obra se nutrió de composiciones para piano y canciones. Estas últimas incluían arreglos de canciones tradicionales y muchas han pasado a formar parte del repertorio estándar de Noruega. Su cantata, Nytaarsgry, con texto de Gina Krog, se estrenó en un encuentro de sufragistas en la Universidad de Oslo y fue percibida inmediatamente como un himno victorioso por quienes estaban presentes.


Referencias:

Hambro, C. (2009). Agathe Backer Grøndahl (1847-1907): «A perfectly plain woman?». The Kapralova Society Journal, 7(1), 1-7.

Hersey, A. (Sin fecha). Agathe Backer-Grøndahl (1847-1907): Excerpts from Mor synger Op. 52. Norway House. Consultado el 7 de mayo de 2022. https://www.norwayhouse.org/egsmn/backer-grondahl

Loges, N. (2022). Agathe Backer Grøndahl. Oxford Lieder. https://www.oxfordlieder.co.uk/composer/75

Redacción y edición: S. Fuentes

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Fin de la cita

Gracias a ti, Satie

La historia del boxeo (2019) es el título del cuarto disco del colectivo de música callejera Jingle Django. Como es habitual en ellos, incluye una miríada de estilos mezclados a la perfección y combinados con un gran sentido del humor. Leyendo la lista de temas del álbum, se pueden apreciar títulos como Ausencia, de Goran Bregović, o Un mar de lágrimas, que une el bolero cubano Lágrimas negras con la Cumbia sobre el mar. Pero hay un título que llama especialmente la atención: Gracias a ti, Satie.

Gracias a ti, Satie, de Jingle Django.

Al escucharlo se puede identificar con facilidad la obra de Erik Satie (1866-1925) a la que se hace referencia: la tercera de las Gnossiennes del compositor francés. Se trata de un conjunto de seis pequeñas obras para piano compuestas a lo largo de casi ocho años, entre 1890 y 1897. Las tres primeras se publicaron juntas bajo el título de Trois Gnossiennes. En ocasiones se añade al conjunto una séptima pieza: Le Fils des étoiles (El hijo de las estrellas). El término que da nombre a estas obras fue inventado por el propio Satie y, aunque hay distintas teorías sobre su etimología, ninguna ha sido demostrada.

Gnossienne no.3, de Erik Satie.

Erik Satie fue, sin duda, una de las figuras más extravagantes y peculiares de la historia de la música. De niño mostró un cierto interés por la música, por lo que empezó a recibir lecciones de piano del organista de la iglesia de su pueblo. Consiguió entrar al Conservatorio de París, pero el joven no encajaba en aquel ambiente académico. Lo llegó a calificar de penitenciaría. Con esta falta de motivación, Satie no llegó a cumplir los mínimos impuestos por la institución y acabó siendo expulsado y calificado de vago. La siguiente parada del compositor fue el ejército, pero descubrió que la vida militar tampoco era para él. Pese a su desencanto, escapar de esta nueva etapa no era tan sencillo como en el Conservatorio, ya que podría ser considerado un desertor. Para evitarlo, el compositor contrajo a propósito una bronquitis y gracias a ella —tras tres meses de convalecencia— fue expulsado del ejército.

En el París de finales del siglo XIX había un lugar reservado para la gente que no encajaba en ningún sitio: la vida bohemia de Montmartre. Satie comenzó a tocar el piano en cafés y cabarets y a vivir en una habitación destartalada a la que nadie entró durante 30 años. El compositor captó la atención del novelista Joséphin Péladan, quien en 1890 rompió con la secta a la que pertenecía, la Orden Cabalística de la Rosacruz, para formar su propia secta, la Orden de la Rosa-Cruz del Templo y del Grial. Esta escisión apostaba fuertemente por el arte, por lo que añadieron a sus filas a un maestro de capilla: Satie. Entre las obras que escribió para esta sociedad secreta se encuentran Salut Drapeau!, El hijo de las estrellas o Sonneries de la Rose Croix.

El hijo de las estrellas, de Erik Satie, por Alexei Lubimov.

Etapa “formal”

En 1905 Satie decidió retomar sus estudios formales. Para ello ingresó en la Schola Cantorum, donde estudió con Vincent d’Indy y Albert Roussel durante tres años. Si bien su estilo se estructuró un poco más, el humor que caracterizaba a sus obras no hizo más que acrecentarse. Empezó a poner títulos curiosos a sus composiciones como burla al academicismo del que se estaba empapando, como Embriones disecados o Verdaderos preludios blandos (para un perro). También eran frecuentes las bromas en las anotaciones escritas en las partituras, como “con mucha enfermedad” o “ligero como un huevo”. Se dice que cuando Debussy le crítico por no prestar atención a la forma de sus obras, Satie respondió escribiendo Tres piezas con forma de pera. En contra de lo sugerido por el título, la obra está compuesta por siete piezas.

Satie nunca llegó a encajar en la vida cultural parisina. De hecho, fue (y ha seguido siendo) muy denostado por muchos músicos de su país, que han llegado a calificarlo de “analfabeto musical”. Lo cierto es que el compositor fue todo un adelantado a su época y muchas de sus “locuras” han sido pilares fundamentales en estilos posteriores, aunque esos músicos no conocieran la obra de Satie. La repetición, tan frecuente en el minimalismo, se puede apreciar en Vexations, una obra consistente en repetir 840 veces un fragmento. Aunque es posible que fuese una broma y el compositor nunca se planteara que fuese interpretada, la obra se estrenó en 1963 gracias a relevos de pianistas organizados por John Cage. Duró 18 horas y 40 minutos y se devolvieron 5 centavos (la entrada costaba 5$) a los asistentes por cada 20 minutos que hubieran permanecido en la sala.

Vexations, de Erik Satie (fragmento).

También se adelantó al piano preparado de Cage al pedir que se introdujeran hojas de papel entre las cuerdas del instrumento en Piège de Méduse; o a los hilos musicales que pueblan nuestro día a día con su música de mobiliario. Sin saberlo —y en contra de lo que pensaban muchos de sus colegas—, Erik Satie se convirtió en una pieza importantísima de la historia de la música. Solo queda decir: gracias a ti, Satie.


Referencias:

Allmusic. (Sin fecha). Erik Satie Biography, Songs & Albums. Consultado el 29 de enero de 2022. https://www.allmusic.com/artist/erik-satie-mn0000675185/biography

Encyclopedia Britannica y Tikkanen, A. (Sin fecha). Erik Satie. Consultado el 29 de enero de 2022. https://www.britannica.com/biography/Erik-Satie

Shave, N. (2016, 25 de junio). Erik Satie: Prepare yourself… The Guardian. https://www.theguardian.com/music/2016/jun/25/erik-satie-vexations-furniture-music

Redacción y edición: S. Fuentes

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Maddison: una vida hecha quinteto

El Quinteto para piano de Adela Maddison (1862-1929) resume a la perfección la vida de su autora. En la obra confluyen influencias del impresionismo francés con melodías británicas e irlandesas. El peso de Fauré y Debussy, sus grandes maestros, y el de su país natal. Aunque la compositora inglesa terminó la obra en 1916, su estreno se retrasó hasta 1920 por culpa de la Primera Guerra Mundial. La crítica de la época ensalzó esta composición, que fue todo un éxito.

I. Largamente del Quinteto para piano de Adela Maddison, por The Fibonacci Sequence.

Existen muchas incógnitas y dudas sobre la biografía de Maddison. Hay varias teorías sobre su lugar y fecha de nacimiento, pero la idea más extendida es que la compositora nació en Londres. Su familia materna era de origen irlandés, influencia que se puede apreciar en obras como la Irische Ballade (Balada irlandesa, cuya partitura se ha perdido), el ballet sobre la leyenda celta The Children of Lir o la canción The Heart of the Wood. Un dato que sí conocemos con certeza es que en 1883 la compositora se casó con un ex-futbolista que trabajaba para una gran editorial musical.

La pareja trabó amistad con Gabriel Fauré, que había firmado un contrato con la editorial para distribuir sus obras en Inglaterra. Maddison tradujo algunas de las letras del músico francés al inglés y empezó a estudiar composición con él. Este aprendizaje supuso un punto de inflexión para la compositora, que decidió seguir a Fauré cuando este regresó a París, dejando atrás a su marido y a sus dos hijos.

II. Vivace del Quinteto para piano de Adela Maddison, por The Fibonacci Sequence.

Adela Maddison encajó a la perfección en los círculos musicales parisienses de finales del siglo XIX. Se cree que, pese a llegar hasta allí siguiendo a Fauré, Debussy tuvo un papel igualmente relevante en su formación. Se conservan testimonios de cómo la compositora convenció a George Enescu y a Ricardo Viñes para tocar junto a ella sus propias obras en una velada privada. Un pilar fundamental de este ambiente social era la princesa de Polignac, quien volvería a cruzarse en el camino de Maddison años más tarde.

Una misteriosa mudanza

A mediados de la década de 1900, Maddison se mudó a Berlín, dando por terminada su etapa parisina. Este cambio sorprendió a sus conocidos, ya que la compositora no parecía interesarse por Alemania. La razón de este traslado fue la economista y socióloga Martha Mundt, editora de una revista socialista. Las dos mujeres estaban unidas por una relación sentimental que, contra viento y marea, se prolongó durante el resto de sus vidas.

III. Tranquillamente, ma non troppo lento del Quinteto para piano de Adela Maddison, por The Fibonacci Sequence.

La música de Maddison se impregnó rápidamente del ambiente musical alemán. Aunque conservó una fuerte influencia impresionista, la compositora empezó a escribir obras de mayor envergadura, como Irische Ballade o la ópera Der Talisman, de la que The Times dijo que era “el primer éxito auténtico de una ópera británica en Alemania”. Todo parecía ir bien para la pareja, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial puso fin a su idilio. Intentaron regresar a París, donde Polignac contrató a Mundt como secretaria, pero la tensión entre ambos países hizo insostenible aquel acuerdo.

Maddison regresó a Inglaterra y Mundt se trasladó a Ginebra, donde la compositora la visitaba con frecuencia. Del retorno a la patria de Adela Maddison surgió el Quinteto para piano: una obra de dimensiones germánicas, melodías británicas e ingravidez francesa.

IV. Allegro vivo del Quinteto para piano de Adela Maddison, por The Fibonacci Sequence.

Referencias:

Klein, A. (2010, abril). Adela Maddison (1863-1929) and the Difficulty of Defining an Irish Composer. Axel Klein – Irish Music Research. www.axelklein.de

Edition Silvertrust. (Sin fecha). Adela Maddison – Quintet for Piano and Strings. Consultado el 29 de julio de 2021. http://www.editionsilvertrust.com/maddison-piano-quintet.htm

Hogstad, E. (2018, 13 de junio). Adela Maddison: Forgotten Composer and Fauré’s Mistress (?). Song of the Lark. https://songofthelarkblog.com/2018/06/13/adela-maddison/

Redacción y edición: S. Fuentes