Categorías
Notas al programa

El réquiem humano de Brahms

Robert y Clara Schumann tenían una relación muy cercana con Johannes Brahms (1833-1897). Robert auguró que el compositor alemán se convertiría en un gran autor, anunciándolo como “el heredero de Beethoven”. Esta profecía, aunque acabaría cumpliéndose, supuso un gran peso para Brahms durante gran parte de su vida. Por su parte, Clara Schumann, además de ser su amor platónico, formó con él una terna de amigos inseparable que completaba el violinista Joseph Joachim. Debido a esta estrecha relación con el matrimonio, la enfermedad mental de Robert y su muerte en 1856 supusieron un terrible mazazo para Brahms. El compositor alemán se planteó crear un homenaje musical a su admirado amigo, pero en ese momento no se sentía capaz de afrontar un proyecto de tal envergadura.

En febrero de 1865 la muerte volvió a acechar a Brahms, llevándose en esta ocasión a su madre, por quien el autor sentía un gran afecto. El recuerdo de su progenitora dio fuerzas al compositor para encarar el homenaje que debía a su amigo: Un réquiem alemán. Brahms recuperó el esbozo de un movimiento para una sinfonía en el que había empezado a trabajar y lo convirtió en una marcha fúnebre. Durante el año siguiente sumó a este fragmento cinco movimientos adicionales, con los que formó una primera versión de su homenaje. Esta obra, la de mayor envergadura en la que había trabajado, acabaría cumpliendo la profecía de Robert y convirtiendo a Brahms en un digno heredero de Beethoven.

Un réquiem alemán, de Johannes Brahms, por Det Norske Solistkor, Ensemble Allegria, Det Norske Blåseensemble, Markus Eiche, Camilla Tilling y Grete Pedersen.

El concepto de réquiem alemán fue tomado de los escritos de Robert Schumann. Brahms comentó antes de estrenar la obra que también había barajado titularla Un réquiem humano. Tanto el título tentativo como el nombre definitivo de la obra dicen mucho de su espíritu universal, más allá de cualquier religión concreta. A diferencia de la mayoría de misas de réquiem, que utilizaban el texto en latín, el de Brahms utiliza fragmentos de las escrituras protestantes en alemán. Además, Un réquiem alemán es una obra profundamente vitalista. Es una forma de reconfortar a los vivos que han perdido a sus seres queridos. El texto no menciona la muerte o a los muertos hasta el penúltimo movimiento, aludiendo a la resurrección y, por tanto, a un triunfo sobre la muerte.

Aunque Brahms terminó de componer los seis movimientos del réquiem en 1866, su primera interpretación en público no llegó hasta diciembre de 1867. El director Johann Herbeck ofreció al autor estrenar tres movimientos de la obra en los conciertos de la Sociedad Filarmónica de Viena. La acogida fue tibia, pero Brahms quedó satisfecho con la obra. Con el apoyo de Clara Schumann, que había estudiado la reducción para piano de la obra, el compositor programó el estreno de los seis movimientos el viernes santo de 1868 en la Catedral de Bremen. En esta ocasión el réquiem sí fue un gran éxito. Inmediatamente Brahms empezó a trabajar en un movimiento adicional, un solo de soprano. La versión final de Un réquiem alemán se estrenó el 18 de febrero de 1869 en la Gewandhaus de Leipzig.


Referencias:

Dotsey, C. (2018, 24 de abril). A Human Requiem: Brahms’ German Requiem. Houston Symphony. https://houstonsymphony.org/brahms-german-requiem/

Henken, J. (Sin fecha). A German Requiem. LA Phil. Consultado el 6 de noviembre de 2025. https://www.laphil.com/musicdb/pieces/884/a-german-requiem#

Schwarm, B. (Sin fecha). A German Requiem, Op. 45. Britannica. Consultado el 6 de noviembre de 2025. https://www.britannica.com/topic/A-German-Requiem

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

Bankole: el alma de Nigeria

El compositor nigeriano más interpretado en su país es Ayo Bankole (1935-1976). Aunque quizás otros autores gocen de un mayor renombre internacional, Bankole consiguió ganarse el cariño de sus compatriotas. Probablemente su temprana muerte —fue asesinado junto a su mujer cuando tenía 41 años— contribuyera a consagrarle como un mito fundacional de la música contemporánea nigeriana. Sea como fuere, es indiscutible el impulso que Bankole proporcionó al mundo de la música clásica en el país africano. Fundó varios coros y sociedades musicales en Lagos, donde trabajaba, exponiéndoles tanto a composiciones occidentales como a música tradicional, realizando así una labor no solo pedagógica, también divulgativa.

Sonata para piano n.º 2, de Ayo Bankole, por Rebeca Omordia.

Bankole procedía de una familia musical. Su madre era profesora de esta disciplina en un instituto, mientras que su padre era organista y director del coro en una iglesia en Jos, la localidad natal del compositor. Viendo el talento del pequeño, en 1941 le enviaron a Lagos, donde vivía su abuelo, quien también había sido organista y comenzó a instruir a Bankole. Respaldado por la familia, el joven se incorporó al coro de la Iglesia Catedral de Cristo, que por aquel entonces era el coro más prestigioso de toda Nigeria. A partir de 1954 el compositor empezó a trabajar en la Nigerian Broadcasting Corporation. Durante esta etapa en la radio, Bankole conoció a importantes figuras de la música nigeriana. Entre ellos se encontraba Fela Sowande, un reputado organista a quien Bankole admiraba y que accedió a darle algunas lecciones privadas.

En 1957 Ayo Bankole recibió una beca del gobierno para estudiar en Londres. El músico nigeriano estudió piano, órgano, composición, armonía y contrapunto en la Guildhall School of Music and Drama. Pero Bankole no se limitó a cursar el programa del centro, también trabajo como organista y director del coro en una iglesia cercana. Además, se examinó de distintas certificaciones, tanto para interpretación como docencia, consiguiendo acreditaciones de instituciones tan prestigiosas como el Royal College, el Trinity College o la Royal Academy of Music. Tras cuatro años formándose en Guildhall, Bankole se matriculó en la Universidad de Cambridge, donde se graduó en 1964. Dentro del frenesí que supuso esta etapa formativa, posiblemente uno de los reconocimientos que más enorgulleciera a Bankole fuese el ser nombrado miembro del Royal College of Organists. Solo otro organista nigeriano lo había logrado antes: Fela Sowande.

Egun Variations, de Ayo Bankole, por Rebeca Omordia.

Bankole abandonó Londres en 1964 con una beca de la Fundación Rockefeller para estudiar etnomusicología en la Universidad de California. Gracias a ello consiguió integrar sus raíces africanas en la tradición y las vanguardias europeas de las que se había impregnado en Inglaterra. Un ejemplo de esta síntesis son las Egun Variations (Variaciones ogu), construidas sobre el tema tradicional Tona Nowe transcrito en un marco diatónico. En 1966 Ayo Bankole regresó a Nigeria, donde aceptó un nuevo puesto en la radio, que para entonces se había renombrado como Federal Radio Corporation of Nigeria. En 1969 renunció al puesto para incorporarse al cuerpo docente de la Universidad de Lagos, en la que pudo continuar su labor musical con una perspectiva holística: como maestro, intérprete, compositor y etnomusicólogo investigador.


Referencias:

Omojola, O. F. (1994). Contemporary Art Music in Nigeria: An Introductory Note on the Works of Ayo Bankole. Africa: Journal of the International African Institute, 64(4), 533-543. https://doi.org/10.2307/1161372

Sadoh, G. (Sin fecha). A tribute to Ayo Bankole (1935–1976) on his 80th birthday. The Diapason. Consultado el 11 de octubre de 2025. https://www.thediapason.com/content/tribute-ayo-bankole-1935-1976-his-80th-birthday

Ueno, A. (2022, 3 de marzo). Review: African Pianism – Rebeca Omordia, Piano. The Classic Review. https://theclassicreview.com/album-reviews/review-african-pianism-rebeca-omordia-piano/

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

Tanco y la zarzuela en Bogotá

Históricamente la zarzuela ha sido un género muy apreciado en Colombia, con un arraigo que se remonta hasta el siglo XIX. En esa época era habitual que las compañías de ópera italianas —gracias a la cercanía del idioma— y españolas que realizaban giras por el país latinoamericano incluyeran obras de este tipo en sus repertorios. Además de ser comunes en los conciertos, las zarzuelas iban más allá de este ámbito, llegando hasta los ambientes domésticos. En Colombia se editaron multitud de zarzuelas en formato de reducción para piano, formando parte de las veladas y encuentros sociales. Y, por supuesto, el país comenzó a producir sus propias obras, siendo una de las primeras Similia Similibus, de Teresa Tanco (1866-1946).

La zarzuela de Tanco comenzó, precisamente, en el ámbito privado. La compositora estrenó la obra durante uno de sus cumpleaños (o el de su padre, según otras fuentes), dirigiendo ella misma a un elenco amateur formado por sus propios familiares y amigos. Siendo este un evento perteneciente a las altas esferas sociales, tuvo una cobertura a la altura de los mejores solistas internacionales. En la revista Papel Periódico Ilustrado se publicó el libreto completo, la partitura de un número del segundo acto, una crítica del estreno e ilustraciones del concierto. Cinco años después de aquel cumpleaños, en 1888, Similia Similibus tuvo su estreno profesional gracias a la compañía Zenardo durante un concierto benéfico. Posteriormente sería interpretada en al menos dos ocasiones en el Teatro Colón.

L’Aube (Las tres de la mañana), de Teresa Tanco, por el Ensemble ARCOB.

Son pocos los datos biográficos de Tanco que se conocen. La compositora empezó a estudiar música con su madre, aunque perfeccionó su habilidad como pianista y creadora junto a Vicente Vargas de la Rosa. Se estrenó como intérprete en la Sala Pleyel de París durante un viaje a Europa en 1882. Tras regresar a Colombia trabajó como profesora de piano en la Academia Nacional de Música. También se aventuró en el mundo de la dirección poniéndose al frente del coro de la Iglesia de San Ignacio. Probablemente las composiciones sacras que aparecen en su catálogo estuvieran relacionadas con esta agrupación. Entre sus obras conservadas se encuentran el ciclo de valses Primavera o la polca L’Aube (Las tres de la mañana).

La escena musical decimonónica de Bogotá, ciudad de la que procedía y en la que trabajó Tanco, era especialmente restrictiva para las mujeres. Sin una institucionalización relevante de la formación musical, el aprendizaje se limitaba a las lecciones privadas, por lo que quedaba restringido a la alta burguesía. Esto desembocaba en que las intérpretes y autoras no pudieran dedicarse a la música profesionalmente, ya que debido a su estatus estaba mal visto que trabajaran. Ante esta situación las mujeres aprovecharon e impulsaron los actos benéficos y altruistas —como la dirección de un coro de iglesia— para hacer música. La propia Tanco fue una importante promotora de eventos desde que contrajo matrimonio y dejó de lado la interpretación. Curiosamente, estas restricciones no se aplicaban a las intérpretes extranjeras que visitaban Colombia en sus giras.


Referencias:

Coleccionistas de Sonidos. (Sin fecha). Mujeres en la música del siglo XIX colombiano: hacia una historia de la participación femenina. Consultado el 25 de agosto de 2025. https://coleccionistasdesonidos.co/sala-1/

Perilla, J. (2014, 4 de julio). La zarzuela en Colombia, la zarzuela en la Fonoteca. Señal Memoria. https://web.archive.org/web/20250221155951/https://www.senalmemoria.co/articulos/la-zarzuela-en-colombia-la-zarzuela-en-la-fonoteca

Valencia Álvarez, L. M. (2021). Raíces y género: mujeres antioqueñas compositoras de música andina colombiana [Trabajo fin de grado]. Universidad de Antioquia. https://bibliotecadigital.udea.edu.co/entities/publication/d9c588f6-3c91-4c1e-9a28-bc66b3d04c5f

Vega, L. D. (2021). Mujeres en la música en Colombia: una deuda bibliográfica. Racio Nacional de Colombia. https://www.radionacional.co/musica/mujeres-en-la-musica-en-colombia-una-deuda-bibliografica

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

El cuádruple estreno de Janárčeková

Hasta 1993 Checoslovaquia no se separó formalmente en las dos naciones que ocupan actualmente su espacio geográfico. Gracias a esta unión, la compositora eslovaca Viera Janárčeková (1941-2023) tuvo acceso a centros formativos de ambos países. Comenzó sus estudios musicales en el Conservatorio Estatal de Bratislava, donde aprendió los fundamentos del piano, la dirección y la teoría de la composición. Tras pasar por este centro de la capital eslovaca, la compositora se dirigió a la capital checa, Praga, en cuya Academia de Artes Escénicas estudió piano con Ilona Štěpánová-Kurzová y clave con Zuzana Růžičková. Esta primera etapa educativa se cerró en Lucerna, más allá de las fronteras de Checoslovaquia, donde recibió lecciones de Rudolf Firkušný.

Janárčeková comenzó a trabajar como pianista y docente en su país. Llegó a grabar algunas obras para la Radio Eslovaca, pero en 1972 acabó huyendo a la República Federal Alemana como demandante de asilo debido a las discrepancias ideológicas que tenía con el gobierno de Eslovaquia. En tierras germanas fue apartándose poco a poco de la interpretación para centrarse en la composición. Primero trabajó como docente en la actual Universidad de Música Eclesiástica de Rotemburgo. Ávida de ampliar sus conocimientos, Janárčeková acudía con frecuencia a la biblioteca del Instituto Internacional de Música de Darmstadt, donde se empapaba de las corrientes más vanguardistas y punteras de la música europea.

Sueño de una noche de verano, de Viera Janárčeková, por Maria Fedotova, Barbara Brauckmann y Hellmuth Vivell.

La transición a la composición concluyó cuando Janárčeková renunció a su puesto docente y se mudó junto al escritor Ulrich Holbein a una pequeña casa en Allmuthshausen (en Homberg). La vivienda había pertenecido previamente a un apicultor. Desde esta ubicación, la autora eslovaca trabajó como compositora autónoma, cumpliendo encargos para distintas agrupaciones e instituciones. Su relación con el entorno de Darmstadt aumentó, participando en distintas ediciones de los Cursos de Verano en las décadas de los 80 y los 90. Allí coincidió con autores como John Cage, Morton Feldman, Helmut Lachenmann, György Kurtág, Brian Ferneyhough o Salvatore Sciarrino. Janárčeková vivió en la casa del apicultor hasta 2010, año en que se mudó a Bamberg.

La compositora eslovaca fue invitada a participar en distintos festivales por toda Europa, llegando a ciudades como Berlín, Lisboa o Moscú. De todos los eventos a los que acudió, probablemente el más significativo fuera el Festival de Música de Cámara de Lockenhaus, una pequeña localidad austriaca cercana a la frontera con Hungría. Fue invitada a este evento en calidad de compositora residente y allí la Kremerata Baltica estrenó cuatro de sus obras: Cuadratura, Pulsator, el Cuarteto de cuerda n.º 6 y Dotyk. Janárčeková también recibió numerosos galardones y distinciones a lo largo de su carrera, incluyendo el Premio del Estado Libre de Baviera. Este premio incluía la estancia de un año en la Casa de Artistas Internacional Villa Concordia en Bamberg y fue la razón de que Janárčeková se mudara inicialmente a la ciudad bávara.


Referencias:

Furore. (2023, 22 de junio). We mourn the death of Viera Janárčeková. https://furore-verlag.de/en/2023/06/22/we-mourn-the-death-of-viera-janarcekova/

Janárčeková.de. (Sin fecha). Vita. Consultado el 3 de julio de 2025. https://web.archive.org/web/20221129085628/http://www.janarcekova.de/vita/

Kultur Bamberg. (2010, 30 de septiembre). Porträt: Viera Janárceková. https://web.archive.org/web/20120314050630/http://www.kultur.bamberg.de/_plaza/kuba2008.neo?veranstaltungid=185071

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

Orión: de Saariaho a las estrellas

La constelación y el mito de Orión han atrapado la atención de músicos de ámbitos muy distintos. Orión ha protagonizado los títulos de obras de, entre otros, Tōru Takemitsu, Philip Glass, Metallica o Kaija Saariaho (1952-2023). La compositora finlandesa dedicó a la figura mitológica griega una obra orquestal en tres movimientos —Memento mori, Winter sky y Hunter— que se estrenó el 23 de enero de 2003 en Cleveland, ciudad cuya orquesta había encargado la composición. El espectralismo de Saariaho fue capaz de plasmar a la perfección las fuerzas cósmicas relacionadas con la constelación de Orión, pero también consiguió incluir en la obra una visión más amplia y completa del mito.

Según la mitología griega, Orión era hijo de Poseidón. Su historia varía de unas fuentes a otras, pero parecen coincidir en que era un cazador gigante. Algunos relatos cuentan que fue cegado por Enopión, el rey de Quíos, aunque más tarde Helios le restauró la vista. Un punto en el que coinciden las fuentes es en que Orión era mortal, pese a descender de un linaje divino. El cazador murió por la picadura de un escorpión que habría enviado Gea o, según la Odisea, por una flecha de Artemisa, diosa de la caza. Sea como fuere, el gigante cayó abatido y Zeus lo elevó a los cielos, convirtiéndolo en la constelación que aún se puede ver en el cielo invernal.

Orion, de Kaija Saariaho, por la SWR Symphonieorchester.

El primer movimiento del Orion de Saariaho, Memento mori, toma su nombre de una frase latina que significa “recuerda que morirás”. Este primer número de la obra podría ser una referencia a la mortalidad del Orión mitológico. La música es etérea, pero firme: una mezcla de la constelación con el mortal que el cazador había sido anteriormente. El segundo movimiento, Winter sky (Cielo invernal), se centra en el aspecto más cósmico de la obra, con instrumentos solistas que van construyendo sus melodías sobre un fondo textural de la orquesta. Tras esta mirada al firmamento, la obra concluye con Hunter (Cazador), movimiento en el que se evocan de forma enérgica las cacerías de Orión durante su existencia terrenal.

Según algunas fuentes, el primer movimiento de Orion tendría una segunda lectura. Memento mori estaría inspirado en un díptico homónimo expuesto en el Museo de Arte de Cleveland que la compositora finlandesa contempló cuando asistía a los ensayos de su obra Du cristal. Estas pinturas del siglo XV originalmente estaban en el anverso y reverso de un único cuadro, pero se habían separado para la exposición. Mostraban a una pareja que iba a casarse y a las mismas personas antes de morir. La simbología cambia por completo de una pintura a otra, pero el afecto entre los protagonistas parece mantenerse.


Referencias:

Buja, M. (2022). Musicians and Artists: Saariaho and the 15th century Bridal Couple. Interlude. https://interlude.hk/musicians-and-artists-kaija-saariaho-and-the-15th-century-bridal-couple-orion-memento-mori/

Laki, P. (2002). Orion. Estate of Kaija Saariaho. https://saariaho.org/works/orion

Stähr, S. (2004). Kaija Saariaho: Orion. Berliner Philharmoniker. https://www.berliner-philharmoniker.de/en/programme-notes/kaija-saariaho-orion/

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

Oram y los dibujos de su máquina

En el mundo del cómic es muy común el concepto de “origin story”: la historia de cómo la protagonista recibe sus poderes o la motivación que impulsará sus aventuras. Muchas figuras de la música han tenido comienzos dignos de una de estas historias, como la infancia de niños prodigio de los hermanos Mozart. Pero pocos pueden rivalizar con el origen musical de Daphne Oram (1925-2003). La compositora británica pudo abandonar sus estudios de enfermería y dedicarse a la música gracias a una sesión de espiritismo. El padre de la autora invitó a su casa al célebre médium Leslie Flint. El ocultista afirmó que la joven Oram, que por entonces tenía 17 años, estaba destinada a convertirse en una gran artista.

Pulse Persephone, de Daphne Oram.

Aunque con el tiempo se demostrara que Flint era un farsante, esto no impidió que Oram comenzara sus andanzas en el mundo de la música. Siguiendo su heterodoxo camino, la compositora consiguió una plaza en el Royal College of Music, pero renunció a ella para trabajar como técnica de sonido en la BBC. Una de sus tareas era seguir la emisión de conciertos en directo con grabaciones de las obras que se estaban tocando. En plena Segunda Guerra Mundial, era probable que los ataques enemigos hicieran que se perdiera la señal. En ese caso, Oram pasaba a la grabación, intentando que la transición fuera lo más fluida y precisa posible.

Rápidamente la compositora pasó a ocupar puestos de gestión en el estudio. Gracias a su nuevo cargo, Oram fue enviada en un viaje de empresa a las instalaciones de la Radiotelevisión Francesa en París. Este viaje mostraría a la joven las posibilidades de la emergente música electrónica. En 1956 presentó un informe con una propuesta para establecer un estudio donde crear esta nueva música en la BBC. Los directivos de la cadena rechazaron la propuesta, pero Oram no cejó en su empeño. En algunos de los siguientes encargos que recibió, la compositora introdujo elementos electrónicos. Viendo el potencial de estos sonidos, en 1958 la cadena finalmente dio su brazo a torcer y presupuestó la creación del BBC Radiophonic Workshop. Oram se convirtió en la primera directora del estudio.

Pompie Ballet, de Daphne Oram.

El presupuesto para el estudio era muy limitado y muchas veces la compositora y sus compañeros tenían que trabajar con equipo desechado del Royal Albert Hall. Pese a las dificultades, el BBC Radiophonic Workshop no tardó en ganar prestigio, tanto en la cadena como hacia el exterior. Oram fue enviada como representante de la BBC a las Jornadas Internacionales de Música Experimental en la Exposición Universal de Bruselas de 1958. Sin embargo, este gran momento laboral de la compositora sería muy efímero. Apenas un año después de crear el estudio, la cadena le pidió que se apartara de su puesto durante seis meses, preocupados por cómo podía afectar a su cuerpo la radiación de los aparatos con los que operaba. Ninguno de los hombres que trabajaba con Oram recibió esta directriz. Frustrada, la compositora dimitió y abandonó la BBC.

En 1959 Oram fundó su propio estudio en su casa —una especie de cortijo (oast house) llamada Tower Folly—, que bautizó como Oramics Studios for Electronic Composition. Desde allí creó música para radio, cine, publicidad, exposiciones y conciertos. La compositora empezó a trabajar en una máquina de su invención, que le permitió desarrollar el sistema orámico. Esta técnica consistía en dibujar en películas de 35 mm trazos de ondas, que al ser escaneados se transformaban en sonidos. Este procedimiento hacía que la música electrónica dejara de ser algo puramente mecánico para convertirla en una labor más humana e imperfecta. La máquina orámica se adelantó en algunos aspectos a los primeros secuenciadores, que no estarían disponibles en el mercado hasta casi dos décadas más tarde.

Reportaje sobre Daphne Oram en el que se ve a la compositora usando su máquina orámica.


Referencias:

The Daphne Oram Trust. (Sin fecha). Daphne Oram – a brief biography. Consultado el 8 de marzo de 2025. https://www.daphneoram.org/aboutoram/

Williams, H. (2017, 30 de mayo). The woman who could ‘draw’ music. BBC. https://www.bbc.com/culture/article/20170522-daphne-oram-pioneered-electronic-music

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

«Sonatina» o el conflicto entre Halffter y Mercé

“La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?” Así comienza Sonatina, un poema de Rubén Darío que el compositor y director madrileño Ernesto Halffter (1905-1989) adaptó en su ballet homónimo. El músico empezó a trabajar en la obra en 1927, habiendo acordado su estreno en Francia para finales de ese mismo año. Por aquel entonces, Halffter era un autor poco conocido —sobre todo fuera de España—, ya que ni siquiera se había presentado oficialmente el Grupo de los Ocho, colectivo musical madrileño vinculado a la Generación del 27 al que perteneció junto a su hermano Rodolfo y otros autores pujantes como Rosa García Ascot.

Danza de la pastora de Sonatina, de Ernesto Halffter, por Alicia de Larrocha.

Halffter debía escribir una obra para los Ballets Españoles de La Argentina, una compañía con sede en Francia que la bailarina y coreógrafa Antonia Mercé (La Argentina) había fundado al estilo de los Ballets Rusos de Diáguilev. Este grupo buscaba difundir y promocionar la cultura española al otro lado de los Pirineos y para ello recurría a músicos, libretistas y escenógrafos coterráneos. Probablemente el nexo entre Mercé y Halffter fuera Manuel de Falla, maestro del joven madrileño. El compositor gaditano había triunfado en París con El retablo de Maese Pedro y es posible que recomendara a la coreógrafa trabajar con su discípulo.

Una vez pasada la primera fecha tentativa de estreno, en noviembre de 1927, Mercé y Halffter acordaron representar el ballet a mediados de 1928. El compositor entregó la partitura apenas un mes antes de la puesta de largo de la obra, por lo que la compañía no tuvo tiempo de coreografiar la última danza, que quedó excluida del programa. La crítica francesa estaba acogiendo calurosamente la temporada de los Ballets Españoles, pero la Sonatina supuso una excepción en este recibimiento. El público galo buscaba muestras de una imagen estereotipada de España basada fundamentalmente en andalucismos y guiños al flamenco. Halffter fue un paso más allá, apostando también por otras inspiraciones, como folclores de regiones diferentes o incluso la música que Domenico Scarlatti había llevado a la corte madrileña.

Danza de la gitana de Sonatina, de Ernesto Halffter, por Alicia de Larrocha.

Pese al fracaso inicial, el ballet volvió a programarse en mayo de 1929. Halffter rehízo la orquestación, volviendo a entregar la obra con un plazo muy ajustado. Por su parte, Mercé trabajó en los aspectos que habían quedado sin pulir en la versión del estreno, sin saber de los cambios en los que el músico estaba volcado. La Argentina también modificó algunas partes del libreto —escrito por Halffter— para adaptarlo a los gustos franceses. Tras combinar apuradamente estas dos nuevas versiones para intentar llegar al reestreno, la obra volvió a fracasar. Mercé y algunos amigos y defensores de Halffter llegaron a cruzarse artículos reprobatorios en prensa. A partir de esta interpretación, la Sonatina estuvo un tiempo sin programarse al completo, ya que los Ballets Españoles se disolvieron y Halffter había firmado con La Argentina una exclusividad de diez años para la obra.


Referencias:

Iglesias Álvarez, A. (Sin fecha). Ernesto Halffter Escriche. Real Academia de la Historia. Consultado el 12 de enero de 2025. https://dbe.rah.es/biografias/11563/ernesto-halffter-escriche

Menéndez Sáncehz, N. (2001). Sonatina de Ernesto Halffter y Antonia Mercé: Cooperación entre artistas en la gestación de un ballet español. V Congreso de la Sociedad Española de Musicología.

Rickards, G. (Sin fecha). Halffter Sonatina etc. Gramophone. Consultado el 12 de enero de 2025. https://www.gramophone.co.uk/review/halffter-sonatina-etc

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

Las baladas de Claribel y Lehmann

Durante el siglo XIX y principios del XX fueron muy habituales en Inglaterra los conciertos de baladas. Se trataba de eventos en los que, aunque las baladas gozaban de un papel protagonista, también se programaban otras obras, como, por ejemplo, composiciones pianísticas. Estos conciertos fueron impulsados por el editor John Boosey, que los utilizaba para promocionar obras de su catálogo. Fueron un éxito de público y de venta de partituras, por lo que más tarde otros editores se sumaron a iniciativas similares. Inicialmente los conciertos de Boosey, que fueron los más célebres, se organizaban en el St. James’s Hall de Londres, con más de 2000 localidades. En 1894 se trasladaron al Queen’s Hall y en 1907 al Royal Albert Hall, aumentando los asientos disponibles a 3000 y 8000, respectivamente.

Come Back to Erin, de Claribel, por Kaitlyn Cosello y la Orchestra of The Longfellow Chorus.

Dado que el verdadero objetivo de los conciertos era vender partituras, los editores apostaron con fuerza por obras de nueva creación. Para ello contaron con un gran número de compositoras, predominio completamente inusual en la época —y que sigue siéndolo a día de hoy— que probablemente se debiera a varios factores. En primer lugar, la balada se consideraba un género menor, por lo que no había oposición a que las compositoras se aventuraran en este tipo de música, mientras que muchos compositores varones lo denostaban. Como consecuencia de esto, las autoras tendrían un menor caché, por lo que sería una forma de abaratar costes para los promotores. Por último, una parte significativa del público objetivo eran mujeres que estudiaban música y tocaban instrumentos en el hogar, por lo que los editores posiblemente pensaran que contratar a compositoras sería una forma de acercarse a su audiencia.

Durante la primera etapa de los London Ballad Concerts, nombre que llevaba el ciclo de Boosey, la compositora más interpretada fue Claribel, seudónimo de Charlotte Alington Barnard (1830-1869). Sus obras se programaron en 134 ocasiones a lo largo de las 28 primeras temporadas de estos conciertos, es decir, mientras tuvieron lugar en el St. James’s Hall. Claribel era poeta, además de compositora, aunque no siempre utilizaba textos propios en sus baladas. A diferencia de muchas de sus compañeras, Barnard rehusó moverse en los círculos sociales londinenses y vivió casi toda su vida en su localidad natal, Louth. Pese a su temprana muerte, con solo 38 años, fue una de las autoras con mayor éxito comercial.

Eversong, de Liza Lehmann, por Catherine Wyn-Rogers y Steuart Bedford.

Los cambios de ubicación de los conciertos de baladas trajeron consigo una renovación del plantel de compositoras. El número de autoras creció notablemente, pasando de 39 en la primera etapa a 57 en esta nueva fase. La lista de las más interpretadas cambió por completo y Liza Lehmann (1862-1918), que ocupaba la decimoprimera posición en la etapa previa, le arrebató el trono a la difunta Claribel. Sus composiciones se programaron hasta en 164 ocasiones. A esta fama contribuyó que Lehmann hubiera sido cantante antes de retirarse y dedicarse por completo a la composición. Aunque la autora inglesa empezó a estudiar música con su madre, también compositora, su gran influencia fue Clara Schumann, con quien se formó en Alemania. Gracias a la célebre pianista, en sus baladas tenía mucha presencia la tradición de lieder alemanes.


Referencias:

Bagge, M. (2022). Women Song Composers and the London Ballad Concerts. En R. Mathias, The Routledge Handbook of Women’s Work in Music (pp. 260-270). Routledge

Chatfield, G. (2013, 2 de diciembre). Claribel, Charlotte Alington Barnard. Louth Museum. https://www.louthmuseum.org.uk/blog/2013-12-02-claribel-charlotte-alington-barnard

Howe, R. (2022). Liza Lehmann. Oxford International Song Festival. https://oxfordsong.org/composer/liza-lehmann

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

Oliveros y la conciencia sonora

Los años 60 del siglo XX trajeron consigo una época convulsa en Estados Unidos. El orden establecido tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial veía cómo se tambaleaban sus cimientos con, por ejemplo, el asesinato de Kennedy o las protestas contra la guerra de Vietnam. Para la compositora Pauline Oliveros (1932-2016) a esta inestabilidad social se sumaron algunos cambios personales. Durante esa época abandonó San Francisco —donde había cofundado el San Francisco Tape Music Center, colectivo a la vanguardia de la música electrónica— para dirigirse a San Diego, en cuya universidad había conseguido un trabajo. Esta inestabilidad hizo que la compositora y acordeonista empezara poco a poco a aislarse y a dejar de participar en conciertos.

I of IV, de Pauline Oliveros.

Aunque cesaron sus apariciones públicas, Oliveros siguió tocando su acordeón. Durante casi un año estuvo cantando y tocando largos drones sobre la nota la. Descubrió que esta práctica le ayudaba mucho a relajarse y centrar tanto su cuerpo como su mente. Era una forma de abstraerse del mundo hostil que veía en los noticiarios. A lo largo de este año, Oliveros también empezó a practicar taichí. Observó que esta disciplina podía combinarse con su música, por lo que, junto a su maestro, reunió a un grupo de condiscípulos para improvisar movimientos sobre sus obras. También estudió con Elaine Summers, una coreógrafa que estaba desarrollando lo que denominaba Kinetic Awareness (conciencia cinética).

Las técnicas impulsadas por Summers buscaban tomar conciencia de los movimientos del cuerpo. Apuntaba a distintos convencionalismos sociales, como la forma de andar, y cómo estos llevaban a las personas a autoimponerse determinadas restricciones que desembocaban en cambios duraderos en el cuerpo. Una vez finalizados sus estudios sobre conciencia cinética, Oliveros regresó a San Diego, donde combinó sus planteamientos musicales con los conceptos absorbidos del taichí y de Summers. Aunque empezó estas prácticas de forma individual, con el tiempo reunió a un pequeño grupo de mujeres con el que compartir su experimentación, que pasaría a autodenominarse el ♀ Ensemble. Este colectivo se alineó rápidamente con la segunda ola feminista, que entonces se encontraba en pleno apogeo.

Sonic Meditation I (Enséñate a volar), de Pauline Oliveros, por el Late Music Ensemble.

Con el tiempo, Oliveros fue preparando programas para los encuentros del ♀ Ensemble, que incluían desde meditación y ejercicios de respiración hasta “enseñarse a volar tanto tiempo como sea posible”. Estos programas acabarían convirtiéndose en una obra de partituras textuales: Sonic Meditations. Se trataba de un conjunto de 25 piezas que aunaban elementos sonoros y reflexiones sobre el sonido con las prácticas de autoconocimiento exploradas por la compositora. La obra fue publicada en 1971 en un número de la revista Source. Oliveros introdujo su creación con un texto en tercera persona en el que reivindicaba su identidad como mujer lesbiana, intentando proporcionar a través de su obra una herramienta de autoconocimiento para cualquier minoría.


Referencias:

IRCAM. (2018, 23 de enero). Pauline Oliveros. https://brahms.ircam.fr/en/pauline-oliveros

O’Brien, K. (2016, 9 de diciembre). Listening as Activism: The “Sonic Meditations” of Pauline Oliveros. The New Yorker. https://www.newyorker.com/culture/culture-desk/listening-as-activism-the-sonic-meditations-of-pauline-oliveros

The Rubin. (2017, 22 de noviembre). A Legacy of Sound: Sonic Meditations by Pauline Oliveros. https://rubinmuseum.org/pauline-oliveros-deep-listening-sound-meditations/

Redacción y edición: S. Fuentes

Categorías
Notas al programa

«El amor brujo» de Falla

En 1907 Manuel de Falla (1876-1946) se marchó a París para expandir sus horizontes musicales. Allí tuvo contacto con algunas de las figuras más importantes del universo musical de la época, incluyendo a compositores como Ravel, Debussy o Stravinski y a otras figuras como Serguéi Diáguilev, empresario fundador de los Ballets Rusos. Durante esta etapa estrenó, por ejemplo, La vida breve, cuya puesta de largo tuvo lugar en Niza en 1913. El autor gaditano pasó un total de siete años en Francia —que incluyeron algunas escapadas a otras capitales europeas, como Londres o Bruselas—, pero en 1914 decidió regresar a España ante el estallido de la Primera Guerra Mundial.

De vuelta en España, Falla recaló en Madrid. Durante esta estancia vivió por un tiempo con el matrimonio formado por los literatos María Lejárraga y Gregorio Martínez Sierra. La escritora trabajó junto al compositor en el libreto de una de las primeras obras que escribió a su vuelta: El amor brujo. Se trataba de un encargo de la bailaora Pastora Imperio, construido sobre una leyenda andaluza propuesta por la madre de la artista flamenca: Rosario Monge, La Mejorana. La historia cuenta cómo Candelas derrota al espectro de su antiguo amante para poder emprender una nueva vida con su pareja, Carmelo.

El amor brujo, de Manuel de Falla, por Ruxandra Donose y la WDR Symphony Orchestra.

El amor brujo tuvo una acogida favorable cuando fue estrenado en el madrileño Teatro Lara el 15 de abril de 1915. La obra tuvo algunos detractores, que achacaban a Falla demasiadas influencias francesas. Aunque es innegable que las raíces de El amor brujo beben del folclore andaluz y del flamenco, es cierto que el compositor gaditano acababa de regresar de Francia e incorporó algunos elementos modernistas. Mientras trabajó en la obra, Falla estudió en profundidad el cante jondo. No llegó a citar ninguna canción existente, sino que, a partir del conocimiento que adquirió sobre el lenguaje interno de esta música, construyó su propio universo sonoro.

Tras el estreno, Falla continuó trabajando en El amor brujo, desarrollando una nueva versión de la obra. En ella eliminó algunas de las partes recitadas y amplió la plantilla instrumental. Esta revisión se interpretó por primera vez en 1916 junto al estreno de Noches en los Jardines de España. También trabajó en un arreglo en forma de ballet, que mantuvo la orquestación de la segunda versión y se estrenó en París en 1923 en formato de concierto y en 1925 en su versión escénica. En este mismo año el compositor completó la partitura definitiva de El amor brujo, en esta ocasión para orquesta sinfónica.


Referencias:

Falla, M. (2014). [Adaptación de las notas al programa para] «El amor brujo». Quodlibet: revista de especialización musical, 55, 148-153. https://ebuah.uah.es/dspace/bitstream/handle/10017/41297/adaptaci%C3%B3n_falla_QB_2014.pdf

Henken, J. (Sin fecha). El amor brujo. Hollywood Bowl. Consultado el 24 de agosto de 2024. https://es.hollywoodbowl.com/musicdb/pieces/326/el-amor-brujo

Maldonado, L. G. (2021, 3 de agosto). El ‘amor brujo’ entre Manuel de Falla y María Lejárraga, la genial autora a la sombra de su marido. El Español. https://www.elespanol.com/cultura/20210803/manuel-falla-maria-lejarraga-genial-autora-sombra/601191037_0.html

Redacción y edición: S. Fuentes